Revista y tribuna

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El carácter de tribuna de una revista es insoslayable, ya que como medio de comunicación sirve de espacio físico para opinar sobre diversos asuntos de interés y acordes a la visión editorial de la revista misma. La Revista Universidad de Guadalajara, en sus últimos tiempos, no perdió este carácter de tribuna, pues en ella se dieron sitio académicos e intelectuales para externar sus opiniones; no obstante, no llegó a ser una tribuna consolidada y eso pudo deberse a varios factores:
Por principio, constituye una revista oficial de la Universidad de Guadalajara, subvencionada por la Institución y sujeta a las políticas de comunicación e imagen. Estos amarres de origen la han hecho parecer “diferente” a lo largo de su existencia: su dirección editorial –propósito y deseo de lo que debe ser la revista- no siempre ha ido por la misma ruta. Coordinadores editoriales o directores, como ejemplificadoramente se les ha llamado en distintas épocas a quienes han tenido en su decisión definir el carácter de lo que debe ser una revista tan importante para la Institución, le han impuesto una “apariencia”. (Por exponer un dato: la sección de literatura “Luvina”, de principios de la década de los noventa, terminó por transformarse en una revista cultural de la misma Universidad, independiente de los propósitos editoriales de la Revista Universidad de Guadalajara). Por eso cuando hablo de “apariencia” editorial no sólo me refiero a la creación o supresión de secciones o adendas, que ya de por sí constituyen “cambios” o “reformas” en el formato de la revista, sino a la intención editorial manifiesta en la selección de los trabajos publicados.
Por otra parte, la irregularidad de su publicación a lo largo de cada año ha sido otra causante de que no dejó verla como una tribuna consolidada. Seguramente en el fondo de este gran detalle se tiene que el ejercicio de los recursos económicos a tiempo y bajo programación no pudieron cumplirse, más allá de la voluntad inicial del director, en turno, de la Revista. Siendo una publicación subvencionada y pendiente del presupuesto que la Institución le asigne, los tiempos de edición se alargan por meros avatares administrativos o inevitables cambios de funcionarios en la Universidad. Lamentablemente, toda esta situación constituye un sello indeleble en publicaciones oficiales y de gobierno; igual en México como en China.
El último proyecto de la Revista Universidad de Guadalajara proviene de las últimas dos administraciones centrales de nuestra máxima casa de estudios. En casi diez años ha cambiado el tamaño de la revista, ha tenido varios responsables del proyecto editorial, se le han añadido secciones sin transformar mucho su formato vigente, su periodización bimestral se alargó a trimestral y ha conseguido 29 números, cifra que muestra la señalada irregularidad. (Digamos a grosso modo que -por cualquiera de las dos periodizaciones- en la contabilidad de su tiempo de publicación, no ha aparecido en dos años de los diez que llevaba la revista).
Y no obstante a estas contingencias, su importancia en el contexto de las revistas universitarias locales y nacionales, es incontestable. El vigente proyecto Revista Universidad de Guadalajara –por este momento en receso- hereda a los anteriores proyectos editoriales que buscaban difundir el conocimiento académico y ser vehículos oficiales de comunicación entre la Universidad de Guadalajara y su entorno social y cultural.
Como proyecto editorial, tiene una larga herencia que le antecede si nos ampliamos a la idea de comunicación impresa universitaria en general. En este sentido, igual hereda el Boletín de la Universidad de Guadalajara que se publicaba en la década de los veinte, los Anales de la Universidad de Guadalajara de los años cuarenta, que la revista Esfera de principios de los setenta. Y más aún con la múltiple, variada y vasta comunicación universitaria resuelta en la Gaceta Universitaria, los múltiples Cuadernos Científicos, las publicaciones periódicas y revisteriles de los centros universitarios, las innovadoras páginas web, etc.
Ante tal cúmulo de tribunas universitarias que permiten la difusión de los trabajos de los académicos de nuestra máxima casa de estudios, la Revista Universidad de Guadalajara se encuentra, ahora más que nunca, en la coyuntura urgente de precisar más claramente su proyecto editorial, redireccionar su carácter de representatividad y ceder su espacio-tribuna a lo más conspicuo y vanguardista de su pensamiento universitario.
Finalmente, la tribuna tiene la característica de ser una plataforma frecuentada por oradores que hacen pública su opinión en asuntos que son de interés para su auditorio. Algunos de estos oradores conoce más del tema y dan informaciones que pueden cambiar el juicio que hasta entonces se ha tenido sobre un determinado asunto; incluso están dispuestos a debatir con otros especialistas sus opiniones. La tribuna se pone candente y el auditorio goza del despliegue de ingeniosidades y aciertos. Después de todo, hay debate y aprendizaje.

*Escritor e investigador de la Universidad de Guadalajara.

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