Ramel Castro

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    Para Ramel Castro, entrenador de los equipos de volibol femenil y varonil en el Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA), de la Universidad de Guadalajara, el deporte puede ser definido en varias palabras, pero la más importante es: salud, pues dicha actividad propicia que el organismo pueda mantenerse en óptimas condiciones para desempeñar otras tareas: trabajar, estudiar…
    Ser entrenador, dice, es animar a los alumnos a que le echen ganas a un partido, alentarlos para que vayan tras el triunfo, convencerlos de una realidad: que ellos pueden ganar.
    “Con los jugadores de volibol trato de conservar una buena relación. Nuestro trato mutuo es de respeto, aunque cuando debo exigir, lo hago. Todo por el bien del equipo”.
    Como entrenador, no está en él pedirle a un alumno que estudia y trabaja lo mismo que a una persona que ocupa gran parte de su tiempo en la práctica de un deporte. “Yo comprendo que muchos salen de estudiar para empezar con el entrenamiento, y de ahí tal vez acuden a su fuente de trabajo”.
    En su opinión es necesario tomar en cuenta otras diferencias. “Los varones, por lo general, saben más de técnica de volibol que las mujeres. A ellas se les debe dar esa información, por lo que inician las prácticas con niveles de conocimiento distintos”.
    No obstante, aclara, ello no quiere decir que los hombres sean mejores deportistas que las mujeres o que ellas no puedan destacar, sino que por cuestiones culturales en muchas ocasiones las muchachas no estuvieron involucradas desde su niñez en los deportes. Los niños sí.
    Por consiguiente, cuando las jóvenes crecen y muestran interés por el volibol, deben comenzar por adquirir los conocimientos básicos de esta disciplina.

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