Protocolo de Kyoto otro gran espejismo

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    La falta de conciencia colectiva acerca del daño al medio ambiente constituye el principal obstáculo que enfrenta nuestro planeta para su sobrevivencia. Son tan fuertes los intereses sociales, políticos o económicos, que no permiten construir alguna alternativa significativa para ayudar a que detenga su deterioro.
    Un plan histórico, el cual integra a 141 países miembros de la ONU, compromete a cada firmante a reducir sus emisiones contaminantes para el 2012. Este plan, llamado Protocolo de Kyoto, busca controlar las emisiones de gases que están afectando el clima mundial.
    Pero las buenas intenciones fueron socavadas tras la decisión de Estados Unidos de retirarse de este protocolo, en obediencia a sus políticas neoliberales que están por encima del sentido común y, más aún, de todo ser vivo.
    Esta nación abandonó dicho pacto con el argumento de que sería “costoso”. La pregunta, desde otro punto de vista, sería: ¿costoso para quién? Tal vez tendríamos que recordar al gobierno de esa nación que la preservación de la vida está exenta de pagos.
    Estados Unidos, con todo su aparato productivo y económico, es el país más contaminante del planeta, ya que produce el 23.1 por ciento de las emisiones de gases. El segundo es Rusia, el cual genera cuatro veces menos.
    En contraparte, una de las corporaciones asiáticas más importantes del planeta, gracias a una estrategia contundente, rompe con la tendencia norteamericana: Toyota anunció que a partir del próximo año todos sus automóviles serán híbridos, es decir, trabajarán con combustible, gasolina y electricidad, de manera que las emisiones de dióxido de carbono disminuirán.
    No podemos predecir las implicaciones de esta decisión, ya que serán afectados muchos intereses, sobre todo de compañías petroleras. No debemos olvidar que Toyota es, además, una de las tres principales marcas posicionadas en el mercado automotriz de Estados Unidos, así que alguna consecuencia deberemos esperar.
    Tal vez la disposición de Toyota no derive en forma directa del Protocolo de Kyoto, pero obedece a la esencia del mismo: ayudar a nuestro planeta y a la salud de todos los seres.
    Es un hecho que mientras sigan anteponiendo intereses ajenos a la salud ambiental, ningún esfuerzo generará un cambio sustancial que permita una integración del ser humano con la naturaleza.

    Alejandra Reyes Carrillo
    Estudiante del CUCS.
    Alejandra.reyescarrillo@gmail.com

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