Ante la amenaza que representa la reforma educativa, Jalisco dejó de ser el estado más apático en las luchas magisteriales para asumir un rol de oposición firme, tal como lo han demostrado las últimas manifestaciones contra estas disposiciones que afectan sus conquistas laborales, señaló Eva Guzmán Guzmán.
La profesora del Departamento de Estudios Políticos del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), documentó la evolución de estos movimientos en el libro Política magisterial en Jalisco, 2004-2012, editado por el Sindicato de Trabajadores Académicos de la UdeG (STAUdeG).
En este volumen analizó los procesos de relevo de comités en las secciones 16 y 47 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en la última década, y detectó que los profesores se sienten poco representados por este organismo y tienen más simpatía con movimientos que realmente luchan por sus derechos; sin embargo, ha existido un temor a participar en el combate a la reforma educativa debido a represalias.
“Vemos una cultura de no participación de los profesores. No están incluidos (en esas estructuras políticas). Se están gestando bases de lucha. Tenemos el Frente Magisterial de Jalisco y las Bases Magisteriales y otros organismos que están tratando de incidir en la política sindical, pero tienen poco eco porque la historia que ha tenido el SNTE es de represión a la oposición. No se admite una diferencia en la política, y los profesores tienen miedo de participar”, subrayó.
A pesar de que son pocos los que participan sí ha aumentado el número de maestros que se suman a la lucha, preocupados porque la reforma educativa es amenazante y les hace perder prestaciones; por ello en Jalisco hay brotes. “Era el estado más pasivo de la política sindical porque no había oposición, y ya hay. Es un gran logro que estén participando para que sean escuchados, para incidir en las políticas del sindicato y para plantear sus propuestas de mejora a la población y de mejora sindical, a fin de lograr sus reivindicaciones labores. Tienen mucho porqué luchar”, agregó Guzmán Guzmán.
Los aumentos salariales son mínimos y no los pide el SNTE, sino la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Gracias a una lucha de más de 32 años se da el aumento, pero es mínimo. “Son los peor pagados. Los profesores andan mal vestidos, viven en condiciones de pobreza y no tienen para capacitarse ni obtener posgrados, y el sindicato no lucha porque tengan esa capacitación, se la dan sólo a los compadres”, reflexionó.
El libro ofrece un contexto sociohistórico de los sindicatos en México, la forma en que surgieron y cómo operan. Guzmán Guzmán afirma que en Jalisco las estructuras políticas del SNTE se reproducen en lo micro. “Por un lado, ejercen un control férreo del gremio —declaró—. Sus demandas y exigencias son frenadas. A los pocos que plantean demandas fuera de lo oficial, no se les escucha. Es un sindicato de control. En Jalisco se da que el sindicato existe más bien para apaciguar la lucha y minimizar la protesta. Se amenaza a los opositores. En los 80 los amagaban con dañar a su familia y por miedo hay poca participación. Hoy se organizan; esperemos que aumente para que sean escuchados”.
Política magisterial en Jalisco, 2004-2012 fue presentado en el auditorio Adalberto Navarro Sánchez del CUCSH. Durante el acto, Armando Zacarías Castillo, jefe del Departamento de Estudios Políticos, explicó que la importancia de esta obra radica en su minucioso trabajo de investigación y contextualización para entender la coyuntura actual de las luchas magisteriales.
El académico del CUCSH, Ignacio Medina Núñez, apuntó que este libro mezcla el trabajo de campo con una minuciosa labor de consulta en diversas fuentes documentales que tienen que ver con el sindicalismo mexicano. “La maestra Eva estuvo presente en este proceso de renovación de las secciones 16 y 47, y tuvo la capacidad de sistematizar la información”, ponderó Medina Núñez.
