Planificar… después del parto

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En tres meses, Érika tendrá a su primer hijo a lado de su novio de 22 años. Será niño. La decisión fue “fácil y planeada”, menciona la chica de 17 años. “Nosotros decidimos tener un bebé, porque yo me siento muy sola. Por eso se nos ocurrió eso del embarazo. Sí lo planeamos”. Ahora está cayendo en cuenta lo que implicó esta decisión.

Érika quiere terminar la preparatoria, pues se quedó en tercer semestre. “Ya que me alivie pienso seguir estudiando, porque no es edad para tener un bebé. Para todo hay un tiempo y ahorita no era tiempo. Era tiempo de estudiar y de divertirse. Cambia toda tu vida completamente, te echas responsabilidades que tú no tenías que tomar en esta edad”.

A pesar de que su novio no quiere, Érika planea usar en un futuro algún método anticonceptivo: “Es medio machista y no quiere. La familia nos dice que si nos cuidamos, el próximo bebé puede salir con malformaciones, pero es mi cuerpo y me tiene que apoyar en lo que yo quiero. Si no, quiere decir que no me quiere. Lo que hemos quedado es que él se va a cuidar con condón, pero sí me pienso cuidar e informarme, porque si no, ¿qué voy a hacer de mi vida?”

En el mundo uno de cada cinco bebés de madres adolescentes no es el primero; y a pesar de que el 91 por ciento utilizó algún tipo de anticonceptivo después del nacimiento de su primer hijo, sólo el 22 por ciento escogió uno de los más eficaces, de acuerdo a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Hileana Patricia Esmeralda Romo Huerta, encargada del Centro de Atención a la Adolescente Embarazada, del Hospital Civil de Guadalajara Dr. Juan I. Menchaca, dice que “nosotros trabajamos con adolescentes embarazadas. Por eso necesitamos que no se embaracen nuevamente y tengan un método de planificación familiar que sea a largo plazo. Si se embarazó a los 12 o 13 años, a los 15 es altamente probable que tenga otro”, destaca la especialista.

Explica que de acuerdo a su experiencia, las madres adolescentes eligen métodos como las pastillas anticonceptivas o el preservativo para cuidarse después de que tuvieron a su primer hijo, “pero requieren un método efectivo en un plazo a futuro de tres a cinco años”.

Durante el control prenatal, las adolescentes que acuden a este centro reciben asesoría e información a través de charlas sobre la importancia de la lactancia materna y les dan a conocer los cambios que experimentará su cuerpo a lo largo de nueve meses. También enfatizan acerca de “la importancia de tener un método de planificación familiar al resolver su embarazo, sea cesárea o parto. En todo el control prenatal se les insiste, educa y apoya sobre cuáles son los métodos para que no se vuelvan a embarazar pronto”.

Salpingoclasia a los 18 años
La decisión de ser mamá a los 17 años para Érika y su novio fue porque “ya estábamos juntados y a eso íbamos. Desde que nos íbamos a juntar, nuestros papás nos pusieron las cosas bien en claro y nos dijeron que para eso era el matrimonio: para tener hijos y responsabilidades”.

El problema, dice Érika, es que “así somos los jóvenes”, porque “cuando uno quiere las cosas hace hasta lo imposible por hacerlas, y ya cuando estás adentro, te arrepientes. Antes no tenía tantas responsabilidades y más para mi edad. Así quise las cosas y ahora no puedo hacer nada más que pensar en el futuro”.

Las políticas públicas sobre el embarazo a temprana edad se han concentrado en prevenir el primero, pero han dejado de lado el tema de la planificación familiar en la adolescencia. Romo Huerta informó que han atendido casos de jóvenes de 18 años que han tenido tres cesáreas, por lo que las jóvenes madres han decidido realizarse un método definitivo, como la salpingoplastia u oclusión tubaria bilateral; en otros casos su pareja se realizó la vasectomía.

“A menor edad, mayores cesáreas. Después de tres cesáreas es indicación médica que haya un método definitivo para seguridad de la mujer, para que no tenga un porcentaje de riesgo tan alto. Después de una cesárea, en el nivel donde se hace la cicatriz puede llegar a implantarse la placenta y hay mayor riesgo de patologías como placenta acreta, que se mete dentro del útero e incluso puede perforarlo e irse hasta la vejiga. Son casos muy graves que antes no veíamos. Ahora son casos frecuentes y serios”.

La especialista comentó que las pacientes se interesan en este procedimiento definitivo y no reversible, cuestionan y se informan sobre las dudas. No obstante, comentarios de la pareja o la influencia familiar hacen que elijan otros métodos. “Les dicen que cómo es posible que a los 18 años ya se van a operar, que van a engordar o que el esposo ya nos las va a querer, porque ya no les puede dar hijos. Necesitamos incidir con estas pacientes en métodos de planificación familiar adecuados a sus necesidades, para tratar de alargar el tiempo en que se vuelvan a embarazar. Sin embargo, así sea la cuarta cesárea, si la paciente no lo permite, no se realiza”.

Con este procedimiento no surgen alteraciones hormonales, según explicó Romo Huerta: “porque solamente es la trompa, el conducto por donde pasa el ovulo. No hay daños a nivel de ovario”.

Falta de planificación
A sus 18 años, Mary en poco tiempo conocerá a su primer hijo. Será niña. Tiene 10 meses de casada y a los cinco se embarazó, “porque me sentía sola. Siempre estoy sola. Él todo el día trabaja. Queríamos un bebé, pero también pienso que a los 18 no es edad, aunque ni modo, ya viene, no me arrepiento”.

Mary no desea tener otro hijo pronto, por lo que ya piensa en cuál método anticonceptivo utilizará a futuro. “Todavía no elijo, porque quiero saber qué me funciona o qué me puede hacer daño. Mi pareja y yo queremos ponerle más atención al primero, que es el que viene. En unos cinco o seis años el próximo”.

Un estudio realizado por Romo Huerta en 2014, con pacientes que se atienden en este centro, tuvo como finalidad investigar los métodos anticonceptivos que eligieron las adolescentes de manera posterior a la resolución de su embarazo. Después de varios meses de pláticas, asesoría y seguimiento en el tema de planificación familiar para sensibilizarlas a ellas y a sus parejas, pocas eligen un método a largo plazo. El estudio encontró que el 36.7 por ciento de las pacientes entre 15 y 19 años no habían utilizado ningún método para prevenir un nuevo embarazo.

“De mil 465 pacientes que se atendieron, 201 eligieron dispositivo; 63, hormonal intramuscular; 163, implante; 118 el preservativo y 344 eligieron pastillas. 546 no eligieron ningún método”. En el mismo periodo, 19 de ellas se realizaron el método definitivo, y dos hombres recurrieron a la vasectomía.

“Las cifras de embarazo adolescente no han bajado. Seguimos comprobando que las adolescentes se embarazan porque lo buscan, no porque no conozcan sobre prevención. Por ello hay que explicarles a nuestras adolescentes que a través de un embarazo obtendrán lo que están pensando conseguir: salirse de su casa y atención, porque dicen que nadie las escucha, que nadie las entiende. Esa necesidad de cariño lo quieren transmitir a su hijo, porque dicen que ellas sí van a atender a su hijo y que le darán todo lo que ellas no tuvieron”.

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