Patrimonio en riesgo

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    En la zona norte de Bahía de Banderas, municipio de la ribera de Nayarit, el segundo destino de playa más visitado por extranjeros son las Islas Marietas, conformadas por una extensión de mil 383 hectáreas, de las cuales mil 305 están abiertas al turismo. Este sitio es conocido por ser el lugar donde anidan, descansan o se reproducen 92 especies de aves, 115 variedades de peces, mamíferos marinos como delfines y ballenas, así como arrecifes, 200 especies de coral y otros seres, como tortugas terrestres, marinas y reptiles.

    Por su importancia ecológica, las islas obtuvieron el 25 de abril de 2005 la categoría de Parque Nacional y dos años después fueron denominadas patrimonio de la humanidad por la UNESCO.

    En las Islas Marietas se encuentra la Playa del Amor, también conocida como Playa Escondida, la cual detonó su popularidad, principalmente en redes sociales, por una fotografía que capta la belleza del sitio. Además, porque forma parte de la zona marina de uso público, ha albergado eventos recientes, como la filmación de una película, lo cual detonó su explotación turística a escala internacional, a tal grado que el 53.5 por ciento de las personas que visitan las Islas Marietas van a la playa del Amor, afirmó Rosa María Chávez Dagostino, investigadora del Departamento de Ciencias Biológicas, del Centro Universitario de la Costa (CUCosta).

    La también coordinadora de la sede de investigaciones costeras del doctorado en Biosistemática, ecología y manejo de recursos naturales y agrícolas,—un programa intercentros en el que participan el Centro Universitario de Ciencias Biológico Agropecuarias, el Centro Universitario del Sur y el Centro Universitario del Norte—, dice que “en el último año se ha visto más impacto sobre organismos como los erizos, peces que de alguna forma se han adaptado a los turistas, porque les dan de comer. Los peces están condicionados a que cuando oyen embarcaciones, para ellos significa comida, lo cual no es bueno”.

    De acuerdo a datos de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), más de 650 turistas visitan cada día la playa y tan solo en 2013 recibió a más de 30 mil visitantes, de los cuales el 58 por ciento eran extranjeros y 42 por ciento mexicanos.

    Con la finalidad de medir y comprobar los impactos negativos al medio ambiente que pueden ocasionar el incremento de visitantes a la zona, el CUCosta realiza el proyecto denominado “Impactos del buceo recreativo en las comunidades coralinas del Parque Nacional Islas Marietas, Nayarit”, tesis doctoral que analiza la carga turística del lugar, elaborada por los también investigadores de la UdeG, Ana María Escofet y Amílcar Levi Cupul Magaña, además de Chávez Dagostino.

    El proyecto señala que las principales actividades turísticas realizadas en la zona de las Islas Marietas son buceo libre y buceo escuba, durante todo el año, así como la observación de ballenas en los meses de diciembre y abril, que aunque no es propiamente en las islas, sí en una zona que forma parte del área protegida.

    “La natación, el kayak y paddle board son también frecuentes (…), pero la actividad de mayor impacto es el buceo. En 2013 fueron cerca de 24 mil personas las que esnorquelearon en la isla, y dos mil que bucearon con equipo escuba. Por los registros que tenemos hasta julio, la tendencia es que (en 2014) superaremos ambas cifras, pues ya estamos cerca de llegar al número del año pasado. Además, en comparación con 2012, el número de esnorqueleadores fue casi duplicado, explicó Chávez Dagostino.

    Los prestadores de servicios turísticos en la zona tienen un papel fundamental en este problema. A pesar de que hoy es mayor la capacitación que reciben, con la finalidad de no poner en riesgo las áreas naturales con las actividades recreativas, las normas turísticas no son cumplidas en su totalidad, de acuerdo a los datos otorgados por la investigadora.

    “Aunque existen las normas, no hay vigilancia de que se cumplan. Están certificados como instructores de buceo y cuentan con las habilidades, pero no tienen capacitación para conservación y educación ambiental”, explicó Chávez Dagostino, y añadió que no existe un registro de los prestadores que realizan las actividades, ya que éste es voluntario y no obligatorio.

    “Es difícil saber cuántos son y cuántos tienen permiso para operar”. Por lo anterior, refirió que los impactos más importantes son los ocasionados por contactos intencionales y no intencionales, “que pueden ir desde pararse sobre un coral, aletear cerca, levantar sedimento, estrellar tanques en las cuevas y que se enreden las mangueras en los corales, por ejemplo”.

    El problema de los visitantes que esnorquelean puede ser menor, puesto que no bajan a la profundidad por falta de habilidades o por el chaleco salvavidas que utilizan.

    El estudio de los investigadores indica que llegan al mismo tiempo en el lugar dos o tres catamaranes, con 100 personas cada uno, y 10 pequeñas lanchas con capacidad para 10 personas. “La falta de organización de los prestadores de servicio y principalmente de las embarcaciones, ha ocasionado que a horas determinadas se concentre la mayor cantidad de gente y muchas embarcaciones. Hemos encontrado en la playa del Amor, al mismo tiempo, hasta 350 personas. Además hay coral e invertebrados desde la orilla de la playa, por lo que los turistas que entran a bucear patean los erizos y ocasionan raspadas por aleteo”.

    La realización del estudio continúa y en diciembre próximo tendrán resultados.

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