Paradoja sexual

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La representación de la experiencia sexual femenina en diversos productos mediáticos, está llena de paradojas. Una revista de moda y una serie televisiva envían mensajes relacionados con la libertad de la mujer y su derecho al placer, pero a la vez ambos discursos dicen cómo debe ser su comportamiento sexual, y privilegian la “enseñanza” de técnicas para seducir y otorgar goce a otros.

Esta es la conclusión a la que Tania Rodríguez Salazar, investigadora del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, llegó, la que plasmó en el artículo “La sexualidad femenina en discursos de la prensa popular y la ficción televisiva”, publicado en el número 21 de Comunicación y Sociedad, revista del Departamento de Estudios de la Comunicación Social, de la Universidad de Guadalajara.

“La conclusión a la que llegamos es que la pretensión de representar a la sexualidad femenina de modo alternativo está llena de paradojas. Están creando ideales restrictivos y criterios aparentemente universales, basados en la figura de las amantes perfectas o las ‘diosas sexuales’”, dijo en entrevista.

Para escribir el artículo exploró durante seis meses las formas en que son tratados los temas de la sexualidad femenina en la revista de Editorial Televisa, Cosmopolitan (su contenido se caracteriza por recurrentes abordajes sexuales) y en Las Aparicio, serie producida por Argos Televisión, con una trama típica de las telenovelas.

Revistas femeninas como Cosmopolitan fueron el primer producto mediático que trató de manera abierta asuntos sexuales. En el caso de la televisión, a decir de la especialista, la sexualidad era un tema que se trataba con precaución, en que la mujer sensual y sexualmente activa por lo general era la villana, y la mujer protagónica solamente tenía sexo por amor y con un único hombre.

“En tal sentido, Las Aparicio constituye una serie de ficción mexicana pionera en el abordaje de la sexualidad femenina, siguiendo en muchos aspectos las visiones de los artículos de la prensa popular femenina”.

Los abordajes de la sexualidad femenina en ambos productos mediáticos están claros, por lo que se puede afirmar que existe mayor apertura a este tema en los medios masivos de comunicación, los que incorporan “significados provenientes del feminismo y el postfeminismo, si bien a modo de ideologías de consumo”, explicó la investigadora. 

No obstante, en muchos productos mediáticos las representaciones de la sexualidad femenina son negativas, ya que estigmatizan el deseo y el placer sexual de las mujeres, las parejas múltiples o la separacióm del sexo y el amor.

A la par han surgido algunos productos mediáticos que pretenden romper con estas representaciones y “anteponer la idea de que la mujer tiene derecho al placer, a gestionar sus encuentros sexuales con libertad, a tener un papel activo en el acto sexual”.

Sin embargo, los productos mediáticos tienden a representar a las mujeres imitando los comportamientos sexuales masculinos. “Nos presentan a una mujer tan hipersexual como los varones (siempre dispuesta al sexo y capaz de ceder en todo), a una mujer que para ser activa en la gestión de sus encuentros recurre a las tácticas masculinas tradicionales, a una mujer tan presionada como los hombres en ser siempre orgásmica y que debe decepcionarse ante un fallo en el desempeño sexual. Todo esto enmarcado con las asociaciones mediáticas tradicionales entre belleza, consumo y buen sexo”, aseveró la investigadora.

Agrega que la mujer continúa siendo representada como un objeto sexual, tanto en la publicidad como en los casos estudiados, ya que la apertura editorial a contenidos de este tipo no sólo sirve para promover la liberación sexual femenina, sino también para la publicidad de artículos de consumo relacionados.

Rodríguez Salazar concluyó que sería deseable que los productos mediáticos de gran alcance, como los estudiados, pudieran construir una sexualidad femenina alternativa, “sin recurrir a la imitación masculina, sin crear nuevas exigencias de desempeño o figuras como las ‘diosas sexuales’, apelando a la diversidad de formas de obtener placer sexual y configurando a la sexualidad como un ámbito lúdico, libre, diverso, con altibajos, más que como un ámbito sujeto a la correcta ejecución de técnicas aparentemente universales para lograr el placer y seducir a otros”.

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