Para no morir en hospital

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En México los hospicios son más bien conocidos como sitios para niños abandonados. Sin embargo, el hospital civil Fray Antonio Alcalde propone construir uno con un concepto diferente, en un lugar donde enfermos en estado terminal podrán comer lo que quieran, recibir cuantas visitas puedan y, sobre todo, para que no mueran en un hospital.
El concepto de hospicio para pacientes terminales surgió en Inglaterra, con la propuesta de la doctora Dame Cicely Saunders, quien en 1967 fundó la St. Christopher’s Hospice, en Sydenham.
Algo parecido quiere realizar la Unidad de cuidados paliativos y clínica del dolor, del Fray Antonio Alcalde, en Zapopan.
El titular de dicha Unidad, Gustavo Montejo Rosas, explicó que quienes fallecen en un hospital, “lo hacen con severas restricciones”.
“Es necesario un espacio donde los enfermos terminales de la zona metropolitana puedan morir, pero que no sea un hospital, sino un lugar con más libertad para consumir alimentos y recibir visitas”.
Montejo Rosas explica que ya cuentan con el proyecto arquitectónico, mismo que fue elaborado por profesionales del ITESO, con base en los diseños del Hospice, en Inglaterra.
Fue diseñado para un terreno localizado en Zapopan, entre las calles Venustiano Carranza y Enrique Díaz de León.
Sin embargo, aún están en la etapa de formación de un comité técnico que trabaje en la materialización del inmueble.
De acuerdo con los cálculos, tan solo el costo aproximado de la construcción sería de nueve millones de pesos, más los gastos en equipo tecnológico y los recursos humanos.
“El comité técnico deberá analizar si nuestra propuesta puede recibir recursos del gobierno federal o si sería un financiamiento de varias partes: iniciativa privada, gobierno federal y hospitales civiles”.
De contar con los recursos económicos suficientes, el hospicio funcionaría con espacios exclusivos para 14 pacientes, más sus familiares o visitantes. Habría una capilla, área de consultas y de curaciones, así como habitaciones de por lo menos 70 metros cuadrados para cada paciente, quienes tendrán derecho a 10 metros cuadrados de jardinería.

¿Quiénes entrarían?
Tendrían acceso personas con expectativas de vida menor a seis meses. “Serían pacientes con 95 por ciento de cáncer avanzado, aunque también habría con insuficiencia renal terminal, sida terminal u otras patologías fuera de tratamiento”.
La atención sería cubierta por un equipo multidisciplinario, integrado por médicos, enfermeras, psicólogos y trabajadores sociales, quienes estarán en servicio las 24 horas.
También prometen zonas de descanso para familiares, llamadas salas de familia, y mobiliario para que los acompañantes del enfermo puedan estar o dormir con comodidad.
Montejo Rosas espera que el proyecto esté al servicio de la comunidad metropolitana de Guadalajara “en por lo menos cinco años, si no es que antes”.

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