Paloma Domínguez

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Las flores del Mercado de Mezquitán perfuman la casa de Paloma Victoria Domínguez Ramírez. En un librero se yerguen dos esculturas que su madre decidió poner ahí para que estén a la vista de todos: se trata de los premios a Mejor actriz por parte del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) y del Festival Internacional de Cine de América (FICA), que la joven recibió este año.

Esta egresada de la licenciatura en Artes Escénicas para la Expresión Teatral, del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), es una joven actriz que ha destacado por su trabajo escénico, y en el cine con el filme Los años azules —de la directora Sofía Gómez Córdova— por el personaje de Diana.

¿Cómo fue tu acercamiento a la actuación?
Mis papás hacían teatro en Aguascalientes, de donde soy originaria. Para mí era muy natural ir a los ensayos con ellos desde muy chiquita, y cuando fui creciendo me involucré actuando o ayudando a los actores de las obras a preparar sus cosas. Creo que no somos muchos los que vemos la actuación con naturalidad desde que estamos pequeños, situación que sí ocurre en otros países, pero en México no es el caso; como niños no crecemos con una cultura de ir a los espectáculos de artes escénicas. En ese sentido mis papás hicieron una labor importante conmigo, porque hicieron muy natural mi desenvolvimiento dentro del teatro, sin que fuera una obligación.

Cuando estudiabas en el CUAAD, ¿en qué momento te comenzaste a involucrar en proyectos?
Fue una casualidad muy afortunada. Un compañero de la carrera me invitó a acompañarlo al casting de El gesticulador. Estando ahí decidí hacerlo con el único incentivo de probar algo que no había hecho, ya que en Aguascalientes no lo había requerido. Sin saberlo, en ese casting también participaban Jesús Hernández, Andrés David, Mario Montaño, Lupita Ortiz y más gente que son referente en el teatro tapatío. Sin saber cómo, me quedé en el elenco de la compañía estatal de teatro de 2011, dirigida por Beto Ruiz. Puedo decir que mi primera incursión fue por la puerta grande.

¿Qué crees que te hizo merecedora del premio a Mejor actriz en el FICG?
En principio, la película Los años azules tiene un guión bien construido, y porque el personaje de Diana, como los otros, está tan bien diseñado, que te permite acercarte de manera muy natural. La ejecución actoral que se ve en pantalla tiene la virtud de causar empatía con el espectador, que le hace pensar, recordar, desear, rechazar o conocer lo que es la convivencia entre roomies. Diana es un detonante en la historia, porque a partir de su llegada a la casa, donde habitan otros inquilinos, comienzan a ver los problemas al interior de ésta.

¿Cómo llegaste a ser una de las protagonistas de este filme rodado en Guadalajara?
La directora, Sofía Gómez Córdova, me hizo un casting pasando inadvertida, porque fue a ver obras de teatro en las que yo estaba participando (Metrópolis, Asfixia erótica bajo la luna de abril). Después me platicó sobre el proyecto, el cual implicaba hacer primero un cortometraje, que era un antecedente histórico del personaje de Diana (éste se llamó La última batalla contra las malditas palomas). Así fue como conocí el lenguaje cinematográfico del equipo de producción.  

Tras el premio en el festival tapatío, ¿qué otras satisfacciones te ha traído Los años azules?
Se sumó este año un reconocimiento como Mejor actriz en el FICA, en Pachuca, Hidalgo. La película está en distintos festivales del país, lo que nos da representatividad a todo el equipo. Sé que ya hay invitaciones para acudir a festivales fuera de México. Actualmente tengo entre manos hacer una adaptación de un guión cinematográfico a una dramaturgia en escena. También dirijo una obra de teatro llamada 2:14 pm, de David Paquet; además formo parte del Colectivo Transeúnte, con el que trabajamos para tener una extensión del Festival de la Joven Dramaturgia, en noviembre.

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