Opciones de tratamiento

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    “El río Ayuquila-Armería ha sufrido desde hace más de 50 años severos problemas de degradación, entre los que destacan la descarga de aguas residuales sin tratar”, apunta el especialista en manejo de cuencas, Luis Manuel Martínez Rivera, del Departamento de Ecología y Recursos Naturales del Centro Universitario de la Costa Sur (CUCSur).

    Las principales fuentes de esta contaminación provienen de las aguas residuales urbanas de la región, que descargan alrededor de 29 millones 289 mil 600 litros diarios de aguas negras en el área que abarca los 10 municipios de la Junta Intermunicipal de Medio Ambiente para la Gestión Integral de la Cuenca del río Ayuquila (JIRA). Sin embargo, el problema se concentra en los municipios de Autlán de Navarro, El Grullo y Unión de Tula, que generan el 72 por ciento de las descargas de aguas residuales, en tanto que sólo El Grullo vierte cada día alrededor de cinco millones 184 mil litros de aguas negras.

    En busca de una solución efectiva para un problema de grandes dimensiones, entre los años 2003 y 2012, en la zona construyeron 10 plantas de tratamiento de aguas residuales, con lo que se redujeron las descargas en un 43 por ciento. “Por desgracia, a la fecha todos los esfuerzos e inversiones de la federación, el estado y el municipio, son improductivos, ya que sólo opera la planta de Unión de Tula, pero con baja eficiencia”, asegura Martínez Rivera.

    Ante esta situación de abandono del tratamiento, el ayuntamiento de El Grullo busca desde hace 15 años construir un sistema no convencional, para evitar un alto gasto de energía eléctrica y costos elevados de operación, así como asegurarse de su viabilidad y su bajo impacto ambiental.

    Con esta intención, en 2007 el gobierno municipal adquirió 14 hectáreas para la construcción de un humedal, como una de las alternativas con mejores posibilidades de realización. Esta opción permite “el desarrollo de un cultivo de plantas enraizadas sobre un lecho de grava impermeabilizado. La acción de las plantas hace posible una serie de complejas interacciones físicas, químicas y biológicas, a través de las cuales el agua residual afluente es depurada progresiva y lentamente, permitiendo la eliminación de materiales disueltos y suspendidos en el agua residual y la biodegradación de materia orgánica, hasta mineralizarla y formar nuevos organismos”, explica Martínez Rivera.

    No obstante, una de sus principales desventajas es la carencia de grandes extensiones de tierra para su construcción. Por esta razón, este año la propuesta de implementación de un sistema de biodiscos ofrece altas expectativas que compiten con el proyecto del humedal, que había sido considerado hasta ahora como el más viable. Entre las ventajas de aquel, destacan el cumplimiento de las normas ambientales con un bajo costo de operación, ofrecer la posibilidad de vender el agua tratada y además recibir una devolución por parte de Conagua de 20 centavos por metro cúbico de agua tratada y reutilizada como incentivo. Aunado a esto, la operación de la planta tratadora sólo requeriría el trabajo de dos o tres personas.

    A pesar de ser uno de los sistemas más amigables con el ambiente, conocido desde mediados del siglo pasado, en México sólo habían construido 10 plantas de este tipo hasta el 2011, menos del 0.4 por ciento de los sistemas en el ámbito nacional; mientras que la construcción de lagunas de estabilización y lodos activados —que representan el 31.85 por ciento y el 29.14 por ciento— continúan siendo las más construidas en el país y, al mismo tiempo, también las más abandonadas por su alto costo.

    La duda frente a dos opciones que, en el contexto de la JIRA resultan viables, permanece y los implicados en su implementación continúan discutiéndolas. A pesar de las ventajas observables en otros países con el sistema de biodiscos, El Grullo cuenta con una superficie de 14 hectáreas para la construcción del humedal. Han hecho una inversión de muchos años en tiempo, dinero y esfuerzo por parte de la Universidad de Guadalajara, el gobierno del Estado de Jalisco, la JIRA, la dirección de la Reserva de la Biosfera Sierra de Manantlán, el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, y la gerencia operativa de la Comisión de la Cuenca del río Ayuquila-Armería en el proyecto del humedal, mismo que no generaría olores, sería de bajo costo y no consumiría electricidad, pues capturaría el carbono del ambiente, lo que mitigaría el impacto del cambio climático”, explica Martínez Rivera.

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