Olga Valencia

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    Principio: hago teatro desde segundo de primaria. No me he detenido desde 1973, aunque 1975 fue clave para mí, porque participé en un festival de teatro de nuevos valores, mismo que ganamos con El juego que todos jugamos. Considero que mi incursión oficial y con pretensiones profesionales en esta disciplina ocurrió en esa fecha.
    Maestros: Manuel Oropeza. A él debo agradecer esta visión humana, cálida, amorosa, en las relaciones del trabajo teatral. Otra persona fundamental es Luis de Tavira, porque cambió mi vida gracias a sus escritos y a un curso que impartió en 1981. Sus conceptos transformaron mi manera de ver este arte. Debo mencionar también a Stanislavsky. Tal vez suene ridículo, pero tuve la fortuna de que el primer libro de teatro que cayó en mis manos fue El actor se prepara. De este obtuve mi primera referencia teórica y mis principios de actuación.
    Javier Serrano: creo que hemos sido cómplices mutuos. Si él aprendía una cosa por su lado, me la compartía, y si yo lo hacía por mi cuenta, igual iba y lo comentaba con él. Así aprendíamos y seguimos aprendiendo de manera mutua.
    El venero: la mejor etapa de aprendizaje, ya que pudimos compartir con otros grupos, algo que siempre enriquece tu visión y amplía tus criterios. Además de resultar bastante vertiginoso todo lo que pasó ahí, fue una escuela enorme. Javier y yo siempre hemos dicho que nunca nos arrepentiremos de esto. Fueron nueve años de presentaciones (1992-2001).
    Detrás de escena: las circunstancias me han obligado a dedicarme al maquillaje, de manera que no es porque me interese. Aprendí a hacerlo, pero así como que me guste, no. En una ocasión me contrataron como maquillista, y sufrí mucho. En cambio, me gusta maquillarme a mí. Creo que un actor debe maquillarse solo, porque esto forma parte de un proceso de compenetración con el personaje. Esta es mi opinión, y me funciona bien.
    Dirección: parte de la forma como he podido sobrevivir en el teatro es dando clases en la Preparatoria 4, de la Universidad de Guadalajara. Esto obliga siempre a llevar algo a escena, porque así está concebido un taller. Si no ocurre esto, la gente se siente defraudada.
    Dramaturgia: me gusta, solo que me daba mucho miedo. Sentía bastante inseguridad de escribir teatro, porque tengo mucho respeto a las letras. Siempre me ha parecido algo serio y difícil de abordar, pero tantos años en esto y haber leído muchas obras parece que me dieron una visión.
    El día que Bertha reencontró su eros: la estructura dramática está en mí. Darme cuenta de esto resultó padre. A la primera quedó, y bueno, sí hubo que hacer algunos pequeños ajustes. Para mí resultaba bastante claro qué quería decir. Si bien fueron cinco años de planearla, la concretamos en unos 15 días.
    La historia: habla acerca de una mujer madura, que por circunstancias de su vida es educada de manera conservadora. Otro elemento de su personalidad consiste en la negativa a la posibilidad de vivir su eros, por una experiencia desagradable que tiene con su madre durante la adolescencia.
    Funciones: durante mayo, los viernes y sábados, a las 20:30 horas, y domingos, a las 18:00, en la sala Higinio Ruvalcaba, del ex convento del Carmen. Pensamos seguir ahí en junio y julio, los lunes, y ver si podemos programar las presentaciones a las 19:30.

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