Obsoleta la cartilla militar

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La cartilla militar es un “documento obsoleto e inútil”, señala el maestro Hugo Valdivia Ochoa, catedrático de teoría del Estado en el Departamento de Estudios Jurídicos, de la Universidad de Guadalajara y expresidente de la Academia de teoría del Estado.
El catedrático pregunta ¿contra quién van a organizar militarmente a los jóvenes o para qué? ¿Para la defensa de la patria o para ir a luchar contra Irak?
Agrega que “a la juventud no se le tiene porque someter” con el servicio militar, ya que México nunca se ha caracterizado por ser un país imperialista o belicoso, como sucede con otras naciones, como Francia, Inglaterra o España.
“Estados Unidos posee ejércitos profesionales. ¿Entonces, qué demonios andamos haciendo en eso?”
—¿El servicio militar es necesario para transmitir a los jóvenes valores con relación a la patria?
—Eso tendría que darse en civismo, materia que por cierto quitó el gobierno de derecha en las escuelas.
—¿Por qué quitaron esa clase?
—Porque dijeron que había cambiado el concepto de soberanía. Yo creo que sigue vigente.
“Es evidente que los gobiernos no democráticos lo que quieren es controlar a la sociedad. Entonces eliminan de la educación la formación cívica, que es diferente a lo relacionado con los símbolos patrios”.
Afirma que la intención primordial del gobierno al suprimir la materia de civismo en las escuelas es “enajenar a los jóvenes y solamente sentirnos alegres cuando vemos la banderita en el desfile del 16 de septiembre o el 24 de febrero”.

Civismo
Valdivia Ochoa comenta que la identidad nacional del país ha estado perdiéndose, junto con la cultura cívica, “que no es otra cosa que una manera peculiar de ver la vida”.
“Si no tenemos una forma clara y definida de ver la vida, podemos fácilmente ser permeados por un país extranjero que nos presente la mercadotecnia como valiosa. La penetración cultural en este sentido es un verdadero peligro”.
—Los jóvenes aún son obligados a prestar el servicio militar.
—Lo cual me parece una verdadera ridiculez a estas alturas, porque insito, México no es un país agresivo. Si tenemos 57 millones de pobres, deberíamos preocuparnos primero por darles de comer y no por impartir enseñanza militar.
—¿En el caso de un eventual ataque de otro país al nuestro, qué hacer?
—El pueblo se levantaría. No se requiere tanta formalidad técnica, porque no podemos sostener un ejército hasta que un país nos invada. Además, estas naciones tienen equipo bélico sofisticado y de largo alcance: ¿ante eso qué podemos hacer nosotros? Las armas que tenemos son de ellos. Ellos poseen las armas, las municiones. Si quisieran nos las quitan o no nos venden armamento, con lo que no haríamos nada.
“Solo los países amenazados seriamente necesitan ejércitos. México en lo fundamental es un país con vocación pacifista”.

Pérdida para el país
Para el coronel Rodolfo Ramírez Vargas, jefe de la policía municipal de Zapopan, el hecho de que la cartilla militar ya no sea indispensable para obtener el pasaporte y que por lo mismo se haya relajado la obligación de cumplir con el servicio militar, significa una pérdida para el país, sobre todo por el sentido formativo que tenía esa práctica.
Explica que el servicio militar obligatorio comenzó a ser implementado en México a raíz de la Segunda guerra mundial, en 1939, por órdenes del general ívila Camacho.
“Al principio, de 1939 a 1945, los jóvenes eran acuartelados. Salían los fines de semana. Luego por ley cambia la disposición y los jóvenes empiezan a realizar este servicio de manera externa, los fines de semana, para cuando se requiriese defender la integridad nacional”.
Comenta que esta obligación moral de los mexicanos, “que mucho servía a los muchachos”, era necesaria para obtener su cartilla de identidad militar, que fue hasta hace algunos años requisito indispensable frente a trámites administrativos, como obtener pasaporte para viajar al extranjero.
“Ahora los jóvenes ya no sienten la obligación de servir a su país por lo menos un par de horas a la semana, lo cual era formativo para ellos. Ahora que tenemos el flagelo del narcotráfico, esto podría servir para frenar un poco sus inclinaciones o debilidades ante el mundo de las drogas.
“Los jóvenes han dejado de sentirse comprometidos con su país. En realidad era un tiempo reducido el que tenían que dar a la patria, por lo que eximir a la juventud de esta práctica sana ha traído como consecuencia el desvío de los objetivos de los propios muchachos”.
En la actualidad, los jóvenes, hombres y mujeres por igual, prestan ahora su servicio militar como servidores comunitarios, formadores o alfabetizadotes.

Valores
Omar Israel Esquivel Cervantes, estudiante de sexto semestre de la preparatoria Enrique Díaz de León, presta el servicio militar en el batallón 79, en La mojonera.
Asiste, desde principios de febrero, cada fin de semana a “prestar servicios a la comunidad”. Realiza labores en el campo: limpia baldíos y barrancas de la zona aledaña a Zapopan.
Señala que hizo los trámites, pues “todo varón mexicano, al llegar a los 18 años, debe cumplir su servicio militar”.
“Resulta que como no asistí el día del sorteo, me tocó bola blanca y tuve que efectuar mi servicio militar”.
—¿Cómo te sientes?
—Es una forma disciplinaria que tiene el país para que los jóvenes de nuestra edad no anden de ociosos y adquieran mayor disciplina y rectitud.
—¿Qué te parece el servicio militar?
—Me parece una excelente opción para que los jóvenes se desarrollen y tengan más amor hacia nuestro país, y así adquirir mayor conciencia de lo que es la nación.
—¿Les enseñan a manejar armas?
—Nos comentaron que desde el invierno de 1996, por decreto presidencial, ya no enseñan a manejar armas.
Agrega que cuando él ingresó le pidieron que seleccionara el área en la que le gustaría entrenarse: como asesor educativo, asesor deportivo o servicio a la comunidad.
“Parece que nos seleccionaron de acuerdo a áreas específicas, porque a unos amigos les tocó prestar servicios educativos y a otros impartir educación física”.
—¿En lo personal cómo te ha beneficiado el servicio militar?
—Te forma cualidades disciplinarias y rectas hacia tu persona y a los demás. Además amplía tus pensamientos acerca de los valores.
—¿Qué opinan tus padres de que estés ahí?
—Están de acuerdo. Dicen que prefieren tenerme ahí que verme de ocioso en la calle sin hacer nada.

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