Nuevo Papa

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    Este primer trimestre del año ha sido bastante interesante y peculiar por diversos aspectos teñidos de religión y política. Un día amanecimos con la noticia de que Benedicto XVI había anunciado que dejaría de ser pontífice a partir del último día de febrero. Surgieron gran cantidad de opiniones, algunas de las cuales eran descabelladas, erróneas y otras tenían cierto grado de verdad, se anunció el cónclave y a partir de ahí este proceso eclesiástico perdió su seriedad y algunos lo tomaron a modo de fiesta.
    En varios países las casas de apuestas comenzaron a hacer negocio con la próxima elección del pontífice; las apuestas no eran limitadas, algunas eran sobre la identidad, la fecha en que se definiría, el número de votaciones que se realizarían y otras más sobre la duración de cónclave. Creo que poco faltó para que las apuestas giraran en torno a cuánto durará su pontificado. Llegaron a mover cantidades importantes de dinero, en algunas la suma ascendió a los 800 millones de dólares.
    Sin meterme tanto en controversia por la religión creo que los verdaderos creyentes no se prestarían a este tipo de cosas que no generan nada bueno. En fin, espero que el nuevo Papa, que por cierto es el primer latinoamericano, traiga varios cambios no sólo a la religión y su estructura sino también a la relación que lleva con los distintos gobiernos y con las demás religiones e ideologías.

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