Movilidad Social en México

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Hasta ahora ningún país ha logrado la plena igualdad entre sus habitantes, situación que se prevé muy difícil de cambiar si se observa la desigual distribución de oportunidades para los pobladores de las naciones. La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), en su reporte sobre la Desigualdad en los ingresos y la pobreza 2011, menciona que “el 10 por ciento más rico de la sociedad en los países de la OCDE obtuvo 9,6 veces más ingresos que el 10 por ciento más pobre”; lo que habla de la desigualdad existente, porque cuando las personas accedan a mejores condiciones de desarrollo, entonces habrá movilidad social ascendente, la cual se presenta cuando las personas se mueven a un nivel superior de la posición socioeconómica en la que se ubican sus padres.

El informe antes citado establece que “México, Chile, Turquía y los Estados Unidos fueron los países con mayores desigualdades entre ricos y pobres, mientras que Dinamarca, Eslovenia, Finlandia y la República Checa fueron los países más equitativos”.

En México, las personas nacen en cierto nivel socioeconómico y difícilmente logran moverse de él, de acuerdo a lo que dice el Informe de Movilidad Social en México 2013, que es realizado por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY). Nuestro país está catalogado como de baja movilidad social, sólo se observan cambios constantes entre la clase media baja y la clase media alta. Los resultados del informe muestran que 48 de cada 100 mexicanos que provienen de hogares con recursos muy bajos se mantienen toda su vida en el mismo segmento socioeconómico, mientras que el 52 por ciento de quienes proceden de hogares con recursos altos generalmente permanecen en el segmento de origen. En consecuencia, hay una fuerte inmovilidad en los extremos de la distribución, y la principal razón tiene que ver con la severa desigualdad económica y de oportunidades existente en la sociedad.

Uno de los factores que pueden mejorar este estado de cosas es la educación, como un instrumento esencial para lograr la movilidad social ascendente. Las oportunidades para educarse se han incrementado en los últimos años, pero se ha de reconocer que la condición social de la familia en que nace una persona tiene un peso importante en el futuro educativo de cada una.

El  mencionado Informe de Movilidad Social en México 2013 señala que el origen de las personas no es una condicionante en el logro educativo para el nivel básico y medio, pero sí lo es para el nivel bachillerato y superior; esto también tendrá una influencia decisiva en la percepción salarial que una persona recibirá en un puesto de trabajo, ya que a mayor escolaridad corresponde una mejor remuneración, por ello, la educación es un factor determinante en las posibilidades de movilidad, sin ella, serán pocas las opciones para un mejor futuro.

En el informe ya citado se indica que si los padres no tuvieron estudios, sólo el cinco por ciento de la descendencia será profesionista, mientras que aquellos cuyos  padres concluyeron la universidad lo lograrán en un 59 por ciento de los casos. Para la OCDE la formación del capital humano es uno de los principales factores para que haya crecimiento económico y sus estudios han demostrado que la persistencia de algún nivel educativo es una determinante importante para explicar la perdurabilidad de los ingresos.

En cuanto al factor del género, el Informe muestra que las mujeres tienen mayor movilidad que los hombres, no obstante este resultado no es el mismo para todos los estratos, ya que las mujeres que nacen en niveles socioeconómicos bajos con mayor frecuencia se quedan en el mismo nivel en que nacieron, contrario a lo que sucede con los hombres que tienen la misma condición de origen. Por otro lado, para los varones la inmovilidad en el segmento de la población con más altos recursos resulta mayor que para las mujeres con la misma condición de origen.

La incorporación de las mujeres al mercado laboral también está condicionada por las características socioeconómicas del hogar al nacer, pues se observó que a mayores niveles de educación del padre, mayor es la participación laboral femenina.

Los retos siguen siendo garantizar mejores condiciones de bienestar y de oportunidades para la población, de otra forma no se podrá tener una estructura socioeconómica que favorezca la movilidad ascendente independientemente de la situación de origen y no se evitará que la pobreza y la marginación se perpetúen de generación en generación.

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