Molidos por la crisis

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“Diez pesos la tortilla”, dice la cartulina amarilla fosforescente que anuncia a ocho pesos el kilogramo de masa, en la pared del molino ubicado en la calle Juan Pablo II. Este es el negocio de Arturo Javier Solano, presidente de Grupos Unidos de Industriales de la Masa y la Tortilla Jalisco, uno de los productores que están evidenciando la crisis del maíz provocada por la reducción del 50 por ciento en el programa Promasa. Por lo que de recibir un peso por kilo de masa producida, se estarían recibiendo sólo 50 centavos.

Promasa se creó en 2009, para amortiguar el aumento en los costos de producción, específicamente en el precio del maíz, y rescatar al sector tortillero de una crisis que había conocido  a partir de 2007. Los apoyos se entregan en un plazo de dos años, pero hasta ahora el gobierno federal únicamente ha pagado lo correspondiente al primer semestre de 2012. Falta el pago del segundo semestre de 2012 y negociar 2013.

El director de la división de Ciencias Agronómicas del Centro Universitario de Ciencias Biológicos y Agropecuarias (CUCBA), Salvador Hurtado de la Peña, dice que “en el diario oficial aparecen claros los objetivos del Promasa; uno es mantener la producción de masa y nixtamal para tortilla, otro, el atenuar el impacto del incremento de precios de las materias primas e insumos, así como contribuir a la formalización del sector industrial molinero. Si este tipo de situaciones se dan y retiras el apoyo, pues en realidad esos objetivos no se están cumpliendo”.

Lo anterior puede llegar a causar otro tipo de problemas colaterales, explica: “Este rubro genera una cantidad cercana a los 30 mil empleos directos, pero los empleos indirectos que se generan son cerca de los 200 mil. Recordemos el problema que hubo en el 2007, cuando el maíz de Estados Unidos, en lugar de apoyar a nuestro país, se estaba tomando como alternativa para la fabricación de etanol; en ese momento, nos quedamos sin el grano y había una especulación tremenda, eso fue lo que dio origen a lo que estamos hablando ahorita”.

El Grupo Unidos de Industriales de la Masa y la Tortilla de Jalisco, AC, tiene registrados en la entidad 28 mil empleos directos, de los cuales, si no persiste el Promasa, sería despedido un 20 por ciento, además de provocar el cierre de despachos.

“Estamos abocados a trabajar en la regulación de la industria”, agrega Solano. “Somos un sector estratégico y formamos parte de la cadena agroalimentaria del país, es por eso que el Promasa no se debe de retirar todavía,y cuando se retire, debe ser de forma paulatina”.

En ese sentido, para proteger lo que Solano califica como una “industria familiar”, Grupos Unidos de Industriales de la Masa y la Tortilla de Jalisco antes de llegar a los despidos de personal, piensa convocar a paros escalonados de labores.

No está contemplado que suba el precio de la tortilla; ha habido algunos lugares donde ya hay incrementos paulatinos, esto por sus costos de producción, pero el precio promedio de la tortilla está en 11 pesos con 40 centavos, muy probablemente en algunas regiones del estado se incremente de uno a tres pesos, quedando como precio promedio en los 13 pesos; es que, con esto, parece que estábamos pintando y nos quitaron la escalera, nos dejaron colgados, sólo con la brocha”.

Los apoyos no son el único problema del sector.  A estos se suman aspectos como la falta de regulación de los puntos de venta de tortillas, que muchas veces genera competencia en el propio gremio, y la distribución del producto de manera informal, es decir su venta casa por casa o en la venta sin cubrir ciertas medidas sanitarias.

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