Mina de oro desde la leche

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    Para aprovechar el residuo del proceso de producción de queso, yogur, y en general de los derivados lácteos, en el Centro Universitario de los Lagos (CULagos) han creado una bebida con alto contenido de proteínas y nutrientes de lo que normalmente consideran un desperdicio de la leche: el lactosuero.

    Como resultado de dos años de trabajo de una línea de investigación que encabeza Virginia Villa Cruz, coordinadora de la carrera de Ingeniería Bioquímica, del CULagos, fue analizado el suero que manejan en la región.

    “Hemos encontrado una mina. Si bien sabemos que en otras zonas, como Chiapas, también trabajan mucho el suero, no hay regulación: hay productores que simplemente lo desechan. Digo mina, porque al hacer un análisis de la composición vemos que tiene cierto tipo de proteínas del tipo inmunológicas”, refirió Villa Cruz.

    Con base en entrevistas a los productores regionales, el trabajo de investigación revela que los más pequeños de ellos desechan alrededor de 60 mil litros de suero a la semana, con el que no saben qué hacer e incluso las empresas han negado el servicio de procesamiento.

    La investigadora califica el desperdicio del suero como “dinero tirado a la basura”, además de que tiene un impacto negativo en el medio ambiente.

    “Cuando tiras el suero, es como un agua de desecho: llega a los drenajes y de allí a los mantos acuíferos. Contiene una composición alta en lactosa, y cuando llega al ambiente cambia las condiciones de bacterias ahí presentes y hace un ciclo de contaminación que a la larga puede afectar”.

    Identificó que pueden obtener dos tipos de suero: el de las industrias para fermentar y el de los pequeños productores para productos alimenticios con buen sabor, que contiene alto nivel de proteínas y que ayudan a reforzar el sistema inmunológico.

    Con este proyecto tres estudiantes se han titulado y desarrollan bebidas a base de lactosuero, que han sido presentadas en ferias y congresos.

    “Nosotros somos bioquímicos, trabajamos la tecnología de producción, hacemos la formulación de la bebida, todo el proceso que conlleva, pero falta la cuestión calórica, de cuántos carbohidratos y proteína para el balance nutrimental”.

    La investigación busca dar un buen gusto a la bebida, añadiendo sabor de arándano, fresa y guayaba, con buena aceptación; con ello el producto cumple también el aprovechamiento de la fresa madura, desperdiciada en la región.

    El  objetivo de la investigadora es darle un destino final deslactosado, para adultos mayores y niños o quienes necesiten propiedades inmunológicas.

    “Mi interés de generar esta bebida es que ayude a la región y darle una alternativa de uso (al lactosuero), que no solamente se riegue o que se le dé como alimento a los puercos. Proponer esas alternativas desde un punto de vista alimenticio y de producción industrial, de beneficio”.

    Además, en colaboración con un ingeniero químico, buscan perfeccionar el proceso con el suero, el que desechan las industrias lecheras para llegar a una degradación y obtener quitinas y quitosanos, elementos base para crear otros productos.

    “El quitosano es el producto final y el más importante en la industria de cosméticos y médica, un producto que tiene muy buena aplicación, que se deriva en otros métodos”.

    En un trabajo previo ya obtuvieron la quitina, y en este verano de investigación continuarán el proceso para obtener el quitosano.

    Como complemento del hallazgo de investigación científica, se propone sacar un libro o manual para informar a los pequeños productores y a los habitantes de la región las propiedades del suero.

    Estima que a finales del año la bebida quede concluida, ya que aún faltan análisis de inocuidad, de vida de anaquel y el etiquetado, para entonces buscar la patente para dar pertenencia a la Universidad.

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