Microficciones entre la literatura y el cine

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Ni tan Cercas
Matías sabía que para que Paula aceptara salir con él, debía hacerle caso y leer Soldados de Salamina, exitosa novela de Javier Cercas. El azar hizo que formaran equipo para el trabajo sobre la delgada línea invisible entre literatura y cine. “Primero el libro y luego la película, ¿eh?, le advirtió Paula a su compañero del segundo semestre del Centro de Arte Fílmico. Que fuera un buen lector, de ésos que leen por el variopinto placer que producen los libros, no significa que no le diera hueva leerse aquel maravilloso libro, de casi 500 palabras, de un día para otro. Por eso, decidió esquivar el tortuoso camino que hay entre A y B: fue a San Juan de Dios y compró un DVD pirata de Soldados de Salamina, la película dirigida por el español David Trueba basada en la obra de Cercas. La vio de noche, imaginándose a Paula con la ayuda de Manuela y Soledad. Al día siguiente, todo iba bien. Javier platicaba el libro sobre una novelista que ha dejado de escribir, y que por una información anónima que recibe comienza a investigar un episodio de la Guerra Civil Española: la captura de un grupo de falangistas por parte de los republicanos, entre ellos un escritor que logra escapar al fusilamiento y que después es atrapado y dejado libre por el enemigo. Una obra que lleva al hipotético descubrimiento de lo que sucedió ese día, así como el reencuentro consigo misma de la protagonista. Bien iba todo, sí, hasta que Javier, en un arranque de pasión y sabiduría sobre el libro –su ignorancia y desinterés los disimulaba con gran maestría-, dijo que el personaje estaba interpretado brillantemente por la talentosa y bella Ariadna Gil, demostrando sus dotes inconscientes de crítico. Y aunque terminaron el trabajo, Paula dejó de dirigirle la palabra no solo porque Javier quiso engañarla, sino porque aunque ella vio la película, sabía que el libro era aún mejor, y sentía cierta pena por él. Javier igual, leyó el libro, meses después. Pero no para ver si ganaba puntos con Paula, sino para saber la diferencia entre una y otra versión. Además, Paula ya era su novia. Había caído rendida cuando Javier le dijo que la diferencia entre el cine y la literatura era la misma diferencia que para él había entre haberla visto frente a él y cuando al fin su piel tocó y vibró la suya.

¿Futbol, literatura o cine?
Marianito Gómez de Alvarado, con solo 10 años, tiene un parecido inquietante con el pollito genio que atormentaba al Gallo Claudio. A pesar de su apariencia, Marianito Gómez de Alvarado es un crack de la pelota. Su padre, miembro insigne de la pía sociedad tapatía más alcúrnica, no tiene otro deseo salvo que su hijo sea la nueva promesa del balompié nacional. Marianito Gómez de Alvarado, sin embargo, y aunque goza el futbol como pocos y saberse poseedor de una técnica y habilidad nunca vistas para alguien de su edad, prefiere la literatura, y desde hace tiempo no deja de leer y releer la trilogía de El Señor de los Anillos, de J.R.R. Tolkien. Sabedor de la terca necedad de su padre, y de que ya llegará el día en que lo enfrente y le diga que además de ser esa figura que alimente el morbo de los aficionados que aman y viven el futbol, ya tendrá tiempo de lidiar con el sueño de su padre y hacerle saber que sólo le hará caso si estudia además letras. Pero desde hace un par de semanas, lo único que preocupa a Mariano Gómez de Alvarado es que niños, jóvenes y grandes piensen que la versión cinematográfica de la trilogía tolkieana, creada por el multipremiado director inglés Peter Jackson, es la única versión que realmente existe de esa obra originalmente literaria. Ahora, Marianito Gómez de Alvarado, consciente de que el Atlas cayó rendido a sus talentos, lo único que hace hasta comenzar a jugar para el club es escribir un ensayo sobre las diferencias y similitudes entre lo literario y lo cinematográfico, claro, a partir de la trilogía del Señor de los Anillos. Y es que siente una opresión a la altura de su imaginación al saber que la gente piensa que los personajes del libro son solo como los imaginó Jackson, y no también como la propia imaginación de cada quien los imagine.

La tía Julia… y MVL
Espérame tantito: a mí me cae en la punta del hígado Mario Vargas Llosa, tanto como persona como ideólogo, pero como autor me parece uno de los mejores no solo de Latinoamérica sino del mundo. Sus libros son estupendos, y sin duda me quedo con La Tía Julia y el Escribidor…. Ah ¿no lo has leído? Bueno, quizás sea un bueno comienzo empezar con ese título si quieres conocer la obra de Vargas Llosa. Sí, ya sé que estará en la FIL, dará conferencias, concederá múltiples entrevistas y quizá hasta presente un libro sobre algún dictador bananero, pero te aconsejo primero leerlo. Hasta te puedo prestar la versión cinematográfico de La Tía Julia y el Escribidor… ¿Qué si es mejor que el libro? Esa pregunta ni se pregunta. Pero te diré algo: puede ser realmente interesante que la veas, claro, después de leer el libro. Incluso si lo haces al revés. Además, el folletinista protagónico es nada más ni nada menos que Peter Falk… ¿No sabes quién es? Pues el máster detective Columbo… ¿Qué, tampoco sabes quién ese gí¼ey? ¡Chale!… Nel, no es otro personaje del cine, pero aunque el ‘tipo’ es muy original y de la TV, no deja de tener un poco-mucho de los grandes detectives de la historia literaria que, por cierto, también han saltado a la pantalla grande.

La venganza de Margarito
Ya no era el ingenuo que siempre perdía ante el regocijo del público y el conductor del programa. Margarito, durante largos años de silencio, había terminado la prepa e incluso estudió la carrera de Comunicación. Hacerlo, fue simplemente cuestión de orgullo. Y si un tema dominaba como pocos era el de los libros y las películas. Por eso, cuando el insensible conductor, frustrado hasta la médula porque hasta esa alturas del programa no había podido frustrar a su eterno y perdedor concursante, le preguntó qué suceso de la vida real argentina, había sido libro y luego un filme basado en la obra literaria, como lo fue A sangre fría de Truman Capote, novela basada en un hecho real sobre dos hombres que asesinan a una familia nomás por puro ocio y que también tuvo su versión fílmica, una sonrisa se le iluminó en el rostro y dijo: “el robo de un banco en Buenos Aires realizado por unos asaltantes hace 45 años y que trajo en jaque a la policía local y uruguaya. Ricardo Piglia escribió la historia novelada y fue Premio Planeta, y con la cual el director argentino Marcelo Pineyro se basó para filmar la película homónima”. El conductor no pudo evitar su frustración mientras buscaba la típica y eterna frase sin poder encontrarla. Margarito le ayudó: “Lás-ti-ma, Con-duc-tor”.

Diálogo a lo Godot
Un alguien y otro alguien esperan. No se sabe qué están esperando; ni idea tenemos de quiénes son, de dónde viene a dónde van o por qué ella trae la Gaceta Universitaria y él una cámara de video. Ahí están, como si esperasen en una esquina tranquila de gente, tránsito y motivos.¿Se conocen?
-¿Qué le pasa a este cuate? –dice ella mientras lee su gaceta.
-Algo –dice casi en automático él-; a todo nos pasa algo.
-Pero espérame; el quesque cinechorero éste dice que las únicas películas mexicanas basadas de un libro que verdaderamente valen la pena son las de las novelas y el mítico personaje de Paco Ignacio Taibo II, el detective Héctor Belascoarán Shayne (interpretado patéticamente por Sergio Goyri); afirma que son tan malas que resultan de culto, casi o más que las novelas.
-A mí los libros me valen maternidades. Lo que rifa es el cine. Y bueno, se ve que nunca viste el Complot Mongol o La sombra de un caudillo, películas que fueron novelas escritas por Rafael Bernal y Martín Luis Guzmán.
-Pero seguirán sin poder hacer la versión cinematográfica de Pedro Páramo. –Sigue leyendo como si el otro no existiera-. A esa sí que no la van a poder adaptar. Oye ¿vas o vienes?
-Ni una ni otra. Eso sí ¿por qué chinagos me metí en esta absurda polémica?
-A mí me late narrativa tanto como el cine. Son cosas distintas y a la vez semejantes. Y aunque las dos cuentan una historia real o no, una necesita más a la otra.
-Por cierto ¿quién eres?.-No deja de filmarlo todo-. Bueno bueno a ver ¿quién necesita más a quién?
-Si alguien escribe una novela –medita un instante- basada en un guión de cine original, me avisas.
-¿Y qué tal que alguien en la vida real imitara la historia que cuenta? Yo filmaría esa historia.
Sonríen, sin saber por qué. Entonces un alguien sigue en propio libro y el otro en su propia película.

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