Mariela Castro Espín

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Durante años, Mariela Castro Espín ha luchado por los derechos de la comunidad LGBTTTI y los derechos sexuales de los cubanos. Es promotora de la prevención del Sida y ha manifestado su postura a favor del aborto, los derechos de la mujer y la libre decisión sobre sus cuerpos.

Gracias a ella el Ministerio de Salud de Cuba ha realizado operaciones gratuitas para que la gente pueda cambiar de sexo. Actualmente es la directora del Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba.

Por su labor, el Festival Internacional de Cine en Guadalajara le entregó el Premio Maguey Activista.

Hoy habla de los avances y los desafíos en materia de los derechos humanos.

¿Qué han representado estos años de lucha?
Yo nací en una sociedad en revolución, por tanto nací en medio de la lucha y he tomado  desde pequeña todas estas motivaciones y esta vocación de seguir peleando siempre por la justicia, es la herencia que nos ha dejado la generación de nuestros padres, de conquistar todas las justicias, que era lo que nos decía José Martí. Eso es complejo, porque aún cuando hay una política de la revolución, hay anhelos que se expresan en políticas, en leyes, en cambios en una sociedad como ha sido la nuestra. Siempre quedan tareas por desarrollar, entre ellas los derechos de las personas LGBTTTI,  pero no me he desvinculado de los derechos de las mujeres, la infancia y juventud.

¿Qué tan difícil ha sido esta lucha?
Ha sido difícil porque he tenido que estudiar mucho, tengo que acercarme desprejuiciadamente para tratar de entender por qué nos enseñaron las cosas de una manera y hacia dónde tenemos que dirigir los cambios, ya que en la búsqueda de cambios hay confusiones, tendencias que se ponen de moda, manipulaciones, y es bueno identificar ideológicamente por qué lo hacemos, para qué y saber cómo articular el discurso para ayudar a la gente a hacer cambio profundos.

¿Cómo está la situación en materia de legislaciones?
En muchos países he celebrado que han logrado leyes importantes, sin embargo las leyes por si solas no cambian las conciencias de las personas, no cambian la cultura, por lo tanto hay que desarrollar políticas más integrales, más complejas que abarquen distintos ámbitos de la sociedad y que le lleguen al corazón de las personas, que les ayude a cambiar y a comprender que todos los seres humanos tenemos derecho a compartir los mismos espacios y por eso no podemos aceptar razones para excluirlas.

¿Cuál es la situación de América Latina?
Veo avances importantes a nivel legislativo, de los movimientos sociales, académicos. México ha hecho aportes importantes en ese ámbito y ha logrado leyes, en todo el Continente algo se ha logrado y eso le da mucha fortaleza. En nuestro Continente hay una toma de conciencia importante sobre estas realidades y problemas, pero también hay una  confrontación política, ideológica, porque esta manera de pensar es más del mundo progresista.

¿Qué nos dice de los derechos de las mujeres?
Es preocupante que en pleno siglo XXI  las mujeres estén expuestas a la vulnerabilidad de políticas que no respetan su derecho pleno de elegir: te condenan a elegir entre la cárcel y la muerte por no garantizar un servicio seguro, responsable de interrupción de un embarazo no deseado. En Cuba se aprobó una ley y así disminuyeron los índices de mortalidad materna.

¿Cuáles son los retos?
Estamos ante los mismos retos todos en el mundo, estamos en sintonía y conectados todos los grupos, compartimos criterios, experiencias, cada país está aportando aprendizaje, hay buenos programas de educación sexual en América Latina, lo que se necesita es que los gobiernos apoyen estos programas, esto no puede ser una tendencia o moda, debe ser una práctica permanente e involucrar a más personas en esta tarea de la sociedad.

¿Qué representa el reconocimiento del FICG32?
Me siento agradecida que hayan pensado en mi trabajo y me siento satisfecha de recibir el afecto de México, que siempre ha sido cariñoso con Cuba, y en un festival tan prestigioso es un honor muy grande ser reconocida, me compromete más a seguir y no abandonar la tarea.

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