Luvina cambiar de patria es Irse

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“Esta época —de tecnología y progreso— se caracteriza por la devastación humana. En esta actualidad de refugiados y barbarie social ha sido inminente huir, migrar. Buscar hogar más allá de las fronteras. No obstante, el exilio más radical es el del lenguaje. Razón por la cual este número de Luvina (87-88) aborda el tema crucial de este periodo histórico: la migración.

Los autores que publican en Luvina provienen de los siguientes países: Bulgaria, Reino Unido, Argentina, México, Israel, Chile, Bolivia, Canadá, Irán, Marruecos, Francia, Irak, Suecia, Cuba, Estados Unidos, Zambia, Argelia, Ucrania, Taiwán, Italia, Alemania, Bélgica, Paraguay, Serbia, Uruguay, Estonia, Costa Rica, España, República Checa y Venezuela.

Sin embargo, no en todos los casos estos escritores viven y escriben en estos países, sus lugares de origen, ya que por diferentes causas tuvieron que emigrar. Tal es el caso de Ilija Trojanow, quien nació en Bulgaria y tuvo que exiliarse en Alemania, experiencia sobre la que escribe en su ensayo “Después de la fuga”.

“Todo el tiempo, al exiliado se le presenta como alguien que alguna vez llegó de otra parte. Alguien que entró tarde a la taberna una noche de invierno. Alguien que no estaba invitado. Un hijastro al que se le asignó un plato de sopa, porque es lo que procede. No importa cuántos años hayan transcurrido desde su exilio, los lugareños lo caracterizan como una persona que no comparte con ellos algo esencial. Incluso en la biografía más mínima hay espacio para ligar su identidad a un adjetivo. ¿Será que esto se debe, se pregunta él, a que aún sigue contando los números en su lengua materna?”.

Otros autores que participan en Luvina con cuentos, fragmentos de novela, ensayos, crónicas, poemas son Iain Sinclair, Martín Kohan, Myriam Moscona, Orly Castel-Bloom, Elvira Hernández, Rodrigo Hasbún, Denise Desautels, Ana María Shua, Ronny Someck, Chris McCabe, José Homero, Gérard Cartier, Mario Szichman, Jamel Éddine Bencheikh y Alejandra Laurencich. La sección de Plástica está dedicada al artista mexicano Pablo López Luz.

“Luvina muestra en este número el prodigio de la ficción que logra traspasar las fronteras de las lenguas hasta abismarse en los umbrales de nuevas sintaxis —confesiones simbólicas de personas sin domicilio en el lenguaje en que se ven forzadas a escribir— y transmutar el dolor humano en creación de formas nuevas. Y sugiere que la literatura contemporánea puede ser considerada como una estrategia de exilio permanente”, se concluye en el editorial.

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