Lourdes Luna

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La primera piedra, obra del coreógrafo Roberto Olivan, busca abordar temáticas personales que traspasen fronteras, representadas con un formato atípico: un entramado de historias, realidades que han experimentado los bailarines en la búsqueda de generar empatía con el público, para intentar crear un vínculo emocional y recordar historias comunes, con referencias al entorno cercano y al carácter del mexicano de la actualidad.

La bailarina regia Lourdes Luna —directora de La primera piedra—,  ha sido elogiada por la crítica especializada y reconocida por sus obras coreográficas. Su calidad interpretativa, dominio escénico y rigurosa técnica  la han llevado a ser una de las bailarinas  más premiadas y reconocidas en México al obtener en 1989 y 1997 el Premio a la mejor bailarina  dentro del Festival  Internacional de Danza de San Luis Potosí. Es fundadora de Créssida Danza Contemporánea, el colectivo que interpretó La primera piedra, el pasado viernes en el  Foro Larva.

¿Qué fue lo que te atrajo de la obra La primera piedra?
Estoy trabajando en distintos proyectos de mi autoría, sin embargo me pareció cautivadora la idea de colaborar con otro coreógrafo en el proyecto, para enriquecernos con ese contraste tan distinto y tener una idea fresca. La peculiaridad de la obra es que no fue preconcebida, sino realizada exclusivamente para la compañía después de varias interacciones entre Olivan y los actores, moldeada según las características de cada integrante. Entonces, en lugar de ser una obra acoplada es una pieza hecha a la medida, algo completamente nuevo que ofrecer, adornada con virtuosos talentos multidisciplinarios, como danza, teatro, canto, entre otros. Es una amalgama de diversos sabores que refleja una obra sincera.

El principal objetivo es generar un vínculo con el público, ¿cómo se puede lograr esa empatía?
La obra fue construida de los pensamientos y cuestionamientos de cada uno de los actores. Olivan se tomó el tiempo de conocer íntimamente a cada uno de los integrantes, para así descubrir sus miedos y motivaciones, cada parte de la trama está basada en los anhelos, percepciones a futuro, preocupaciones, vivencias, placeres e intereses de los jóvenes intérpretes. Las historias contenidas en esta creación son reales, vividas en carne propia, lo que les aporta cierto grado de franqueza a diferencia de las idealizaciones. A pesar de ser una obra bastante personal, toca los puntos en común que todo joven vive o que todo adulto vivió, despertando una empatía y nostalgia inevitable en el público.

¿Cuál es el sentido de realizar una obra llena de conceptos y significaciones exclusivamente mexicanas?
Créssida es un colectivo escénico con una gramática corporal y personalidad escénica bien definidos, en donde el producto artístico es el resultado de una constante exploración de la condición humana en todas sus vertientes, haciendo uso de una rigurosa técnica dancística, fuerza poética y gestos provocadores, coloreados con una tenue mirada teatral. Un colectivo en el que la exploración, el intercambio y las colaboraciones entre diversos actores del hecho escénico se dan cita para potencializar y proyectar la danza mexicana que se realiza en el sur del país. Estamos orgullosos de nuestras raíces, y creemos a conciencia que obras que dignifiquen nuestra cultura son de gran aporte para eliminar el malinchismo en el que estamos sumergidos. Presentamos una obra que expone de forma transparente todos los matices del mexicano, su humor, sus pasiones, su energía, sin maquillar su picardía y rebeldía.

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