Los poetas en flor

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    Todo luce más alegre en primavera, por eso los poetas han homenajeado a la estación con bellos versos en todos los tiempos. Hay quienes suelen extasiarse ante los cambios que operan en la naturaleza, otros prefieren echar mano a algunos de sus componentes cuando mejor convenga a la creación poética.
    Dante Medina y íngel Ortuño, maestro y discípulo, son dos poetas tapatíos que externan lo que representa para ellos la primavera. Uno es el reverso del otro. Mientras que el primero utiliza la ingenuidad y simplicidad para disfrazar sentimientos y actitudes complejas, el segundo echa mano a la elaboración para expresar lo que pasa en la naturaleza, en la historia o en la vida cotidiana.

    La abeja y la flor
    “Le duele tanto/ A la flor/ Que la abeja/ Se haya ido a dormir/ Que pasa/ La noche entera/
    Sin poder cerrar los ojos”.
    “Dibujo de la Flor durante la noche”, está incluida en Dibujos al carbón de la flor y la abeja para Amy, que Dante Medina escribió. Los poemas cantan al amor, a los amantes, a la desesperación que engendra en ellos una separación prolongada, a la ternura que hay entre dos seres que se quieren, a los deseos que albergan de engendrar un ser nuevo.
    Los elementos principales que incluye en esta obra son las abejas y las flores. Aparentemente demasiado ingenuos y simples, pero son utilizados para disfrazar las diferentes situaciones que propicia el amor: “Cuando la abeja/ Está/ La Flor quisiera/ Tener manos/ Y tocarla/ La abeja/ Se echa/ Sobre la flor/ Y los dos deben tener cosquillas/ Porque ríen”.
    La primavera es fuente de inspiración para el poeta Dante Medina. “El poeta es una persona que sabe ver y oír, es una especie catador de la vida, y si el mundo habla, si las plantas nos hablan, la naturaleza y nuestro propio cuerpo nos habla pues le da por escribir o describir  lo que le dicen. Es una época donde a todas las plantas y animales les da por ser creativos, entonces el poeta no se quiere quedar atrás”
    “La gran metáfora de la primavera es el renacimiento e ir hacia afuera. Durante el invierno da la impresión de que en mi jardín no hay pájaros, aunque yo sé que están ahí. En esa estación del año, de pronto son visibles. Lo mismo pasa con las plantas, parece que están calladas durante el invierno y durante la primavera empiezan a hablar… y de verdad que se dirigen a la gente”.
    La primavera es la época del año que más le agrada a Dante Medina. En Europa le gusta más que en México. “Allá se siente mucho más el contraste. Europa es gris en invierno, los edificios, las personas son grises. Las muchachas visten de gris, pero empieza la primavera y parece que todo el mundo florece.
    ”Aquí en Guadalajara lo que me encanta de la primavera es saber que pronto va a llover, porque una de las cosas más hermosas de esta ciudad son sus lluvias. Yo siempre he dicho que en Guadalajara tenemos un cielo presumido porque además de que llueve fuerte, como diciendo: ‘me tienes que hacer caso’, lanza rayos y hay truenos para que se vea mejor el espectáculo, pero también es un cielo generoso ya que llueve mucho, hay inundaciones y luego sale el sol para que nos sequemos”.

    Sin lugar para los clichés
    “No recuerdo haber escrito en particular sobre la primavera, aunque sí, en algunas ocasiones me he valido de las flores como recurso, inscribiéndome en la ambivalencia del símbolo. Es decir, la rosa, sí, puede representar la fugacidad de las cosas humanas, el momento de la sublime perfección, pero hay un por qué de ésta y todas las flores. Esto involucra una óptica desde la perspectiva científica. A mi me gusta hibridar estos discursos, como si estuviera injertando para obtener plantas con flores diferentes”, expresó íngel Ortuño.
    “Me sorprendería que alguien dijera que hay un registro de eclosión y celebración primaveral en uno de mis poemas”.
    La deleitación sensorial a través de la poesía no es su línea. Para este poeta el Espíritu Santo de la época actual es la ironía. “La celebración espontánea de la vida si está en algún punto de mis poemas, al menos en mi lectura, pareciera estar siempre atrás de una pantalla donde esta celebración, lejos de ser espontánea, tiene un dejo de sarcasmo”.
    “No supongo que tenga una reacción espontánea frente a la primavera. Soy despistado, como el habitante promedio de la ciudad, para darme cuenta de los cambios de estación o la inminencia de una lluvia”.
    Hace algunos años a íngel Ortuño le producían horror los lugares comunes. Estaba convencido de que era necesario reformularlo todo. “La explotación comercial que a veces se hace relacionando a la primavera con los buenos sentimientos y el cuidado de los animales, es como si todos tuviéramos la obligación de convertirnos en San Francisco de Asís sólo porque ya pasó el 21 de marzo. Antes, eso me producía repulsión, ahora lo veo con más humor, y hay algunas cosas que empezaron a gustarme… No sé si es el hecho de que no supe resistir la presión o tengo que cederle la estafeta a jóvenes iracundos y yo sentarme a ver las florecitas”.
    Para él no es tan romántica la primavera. “En el caso de algunos animales, sí tiene que ver con el estro de las bestias, lo cual no es particularmente romántico. En cuanto al ser humano, su ciclo reproductivo se separa del celo programado de los animales. Entonces decir que es la estación del amor en el caso del género humano, no pasa de ser una especie de sublimación”.

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