Los elegidos

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DESDE ESTE LECHO DEVORADOR DEL REPOSO,
desde este oleaje profundo
hablo de ti,
de la campana del nosotros,
de la destrucción navegada con los ojos cerrados.

Aquí,
arrebujando la quietud de la seda,
recuperamos el buque abandonado por el tiempo,
implacablemente desnudos
adheridos a al penumbra,
a la piel flotante victoriosa en el naufragio,
a lo que reverbera detrás de nuestro pulso,
a nuestros hermosos nombres de barco.

Frente a esos rostros que trasuda el rencor de los muros
dime
¿Nos importa en verdad ser la gavia centellante,
la burbuja que resiste el peso de una loma,
de una lenta catarata de cenizas,
el cielo y su invisible población de pájaros?

No
Y qué
Es preciso vivir sólo las palabras necesarias.
Caminemos por este basurero apoyándonos en un
bastón de vidrio,
por senderos antiguos cubiertos por la hierba,
por la sonrisa de hospital de los amigos,
por el lucero que extraigo de tu sangre.

Es preciso vivir aun las difíciles palabras,
oírlas reventar en nuestras manos,
diseminarlas en la noche para que amanezca un color
de torre altiva,
un destino de luz en la mirada.

Somos los elegidos.
Tomamos por asalto nuestra pobre porción de lo eterno.
Odiamos, mentimos, fornicamos
con la sencillez del niño que debe un vaso de agua.

Guillermo Fernández
Selección: Filemón Hernández

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