Cada año cuando leo sobre la temporada de huracanes pienso en lo que se vendrá y llegó: desastres en avenidas, hoteles, negocios, colonias, saqueos y ayudas que no llegan. A esto hay que sumar la declaración de zona de desastres, la suspensión de impuestos y el recurso para su recuperación.
Pros y contras de un evento natural que afecta a la población, y en ocasiones reduce sus niveles de calidad de vida.
¿Qué pasa en entonces? Si se sabe que cada año hay temporal de huracanes porque no se reitera de las zonas de peligro en los estados de la República Mexicana, se capacita sobre protección civil a la población de los lugares en riesgo y ayuda para dotarlos con infraestructura de calidad. Nada más basta observar las imágenes en la caja mágica: casas sin su techo de lámina, personas desaparecidas que no hicieron caso a las alertas y carreteras destruidas que no reciben mantenimiento desde hace mucho.
Realmente nos falta una cultura de protección civil y dejar ese pensamiento de que eso no nos sucederá.
