La semana pasada se anunció al por mayor que nuestra ciudad y estado serían invadidos por las terribles fuerzas de la madre naturaleza, que para el caso había tomado la forma de un violento huracán que para desgracia de nuestro género tuvieron a mal llamarlo “Patricia”. Desde ese momento no se detuvo el tren de comentarios sobre los nefastos efectos que el fenómeno tendría en nuestra cotidiana calma, y que luego terminaría por confirmarse que llevaba el río más ruido que agua, y sin faltar los memes y enjuciamientos vía redes a los protagonistas del meteorológico espectáculo.
No sin conceder que la prevención siempre será bienvenida, no habrá de dejar de señalarse que en ello se hicieron grandes aspavientos y exageraciones mediáticas, que en nada contribuyen a tener una sociedad bien informada, para que no termine por ser embestida por las especulaciones que puedan acarrearnos a la imprudencia, el pánico o peor aún a la banalización de los problemas, a fuerza de gritarlos, para terminar en la indiferencia como sucediera en la fábula de “El niño y el lobo”.
