Los Cojolites

1439

Si el amor finalizó, el recuerdo es verdadero cantan Los Cojolites. Este grupo de veracruzanos de Jáltipan hacen del recuerdo de su música y sus fiestas la más preciada herencia que comparten. Los encuentro alrededor de una tarima, como debe ser el fandango. La Feria del Libro, cuyo invitado de honor fue Castilla y León, trajo a la ciudad a soneros del sur de Veracruz para compartir su música, su eterna alegría. Hace quince años en el municipio de Cosoleacaque nace un proyecto para la recuperación de tradiciones artísticas y culturales de sus antiguos habitantes indígenas. Cosoleacaque, que en nahua quiere decir cerro de cojolites, dio origen a un taller musical con el nombre de esas aves otrora sagradas, los cojolites, dioses del amanecer. Noé González es el director musical; Nora Lara la bailadora; Benito y Chalo Vega son los jaraneros; Jacob Hernández es percusionista; Joel, el más joven, lleva la guitarra gorda y Ricardo Perry es el director general de un proyecto que ha llevado el son jarocho a Europa y Asia.

Negra luna, color de tu madre
El agua que fluye por todos lados en Veracruz, trajo a esclavos negros a un lugar habitado ya por nahuas y popolucas, juntos, construyeron la cultura del sur del estado. Mucho después, la industrialización modificó la vida social de estos pueblos que ahora buscan la recuperación de su cultura a partir del son jarocho. Para Noé: Mi vida se ha dado siempre dentro del son. Mi padre es músico de la tradición veracruzana y mi madre viene de familia de músicos, nací y crecí dentro del panorama musical, eso es una fortuna porque me considero responsable de llevar a los demás mi herencia”. Benito comparte esa visión: “Nosotros hemos recibido y vivido el son en la vida cotidiana. Ahora esos conocimientos han crecido gracias al contacto con otros jaraneros, con músicos viejos y jóvenes. También sabemos que la música se transforma, por eso recreamos el son jarocho y buscamos llevarlo a un plano moderno, que nuestra música evolucione junto con el mundo. El son jarocho es un lugar donde todos participamos, hay igualdad. Se trata de una fiesta donde no hacemos distinciones de clases sociales y eso lo aplicamos en nuestros talleres infantiles de música tradicional. La tarima nos iguala, todos se integran a partir del espíritu de la fiesta. Con la música los jóvenes se hacen más creativos y críticos”.

Paraíso que nadie sabe cuidar
El paisaje y la vida en Veracruz cambiaron una vez que comenzó la explotación del petróleo. Estas transformaciones fueron la razón principal para el nacimiento de Los Cojolites, soneros cuyo compromiso trasciende el plano musical. De acuerdo con Joel: “La cultura del petróleo y el cambio drástico que han vivido las comunidades a partir de la industrialización, alteraron nuestras tradiciones. Se oficializó la depredación. Aunque no tuvieras petróleo en tu tierra o yacimientos que le interesaran al gobierno, la política gubernamental hacia el campo trajo perjuicios. Ahora muchas comunidades están prácticamente asfixiadas por esas políticas”. En este contexto, Perry tiene muy clara la función de su música: “El son jarocho nos da el poder para recuperar nuestra cultura. Hasta hace treinta años la música, la gastronomía y la lengua pasaban de padres a hijos. En ese tránsito, con la imposición arbitraria de la cultura oficial, se diluían muchos elementos, otros se perdían. Ahora en nuestras comunidades hay talleres que de forma sistematizada apoyan la conservación de lo que nos hace veracruzanos. Los Cojolites no sólo hacemos música. Son del Sur es la revista que creamos para la publicación y difusión del son y todo su contexto cultural. Nosotros también escribimos, hacemos crónicas de nuestras fiestas, de los viajes a donde llevamos el son jarocho. Abrimos un centro de documentación musical que recoge testimonios como videos, fotografías y documentos relacionados con las manifestaciones musicales de nuestros municipios”.
El orgullo habita las miradas de todos. En los versos y las décimas de Los Cojolites aparecen los buscadores de perlas preciosas, los campesinos que cultivan flores, los que gozan del agua que cae sobre el mar.

Artículo anteriorEstímulos Económicos para Estudiantes Sobresalientes 2010
Artículo siguienteMonopolios