Lo que deja el 2018

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Con el cambio de gobierno en México las expectativas son grandes. Se prometió un cambio profundo que lleve hacia la plenitud y el desarrollo del país, se busca —dicen— solucionar lo que años atrás quedó pendiente en cuanto a la agenda pública y una mejora de la vida pública, mediante el combate a la corrupción y el fomento de la democracia entre la ciudadanía.

No obstante, este año deja, además de los cambios políticos y promesas realizadas, retos enormes y cifras alarmantes en los distintos ámbitos que afectan a los habitantes de nuestro país y del mundo. Cito sólo algunos de ellos:

En México no se sabe con certeza cuántas personas son asesinadas y cuántas más continúan desaparecidas, lo errores en la información van desde la discrepancia en las bases de datos oficiales hasta el detalle sobre el sitio donde ocurrió un homicidio. En el pasado mes de marzo la desaparición y atroz asesinato de tres jóvenes en el municipio de Tonalá no sólo estremeció a la sociedad mexicana, sino que recordó otros tantos casos de igual brutalidad que se han registrado a lo largo del país y que continúan sin respuestas claras y sin castigo a los culpables.

Según un comunicado reciente del INEGI, “En el país se percibe que la corrupción es una práctica ampliamente extendida en los espacios de acción gubernamental. En 2017, nueve de cada 10 adultos residentes de áreas urbanas consideraron que la corrupción es una práctica frecuente entre los empleados del gobierno estatal…”. En 2017 la tasa de incidencia de corrupción (25 mil 541 delitos por cada cien mil habitantes) fue incluso más alta que la tasa de incidencia delictiva de robo en calle o transporte público.

En cuanto al tema del medio ambiente, en los últimos años se han registrado condiciones meteorológicas extremas que han ocasionado en varias partes del mundo desastres naturales. Este año se registró la cuarta temperatura media mundial más elevada desde que existen registros. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), los años más cálidos de los que se tiene noticia corresponden a los pasados 22 y de ellos los últimos cuatro han sido los más calientes; aunado a estos cambios también se observa un aumento en el nivel del mar por el derretimiento de los hielos marinos y glaciares, así como la acidificación de los océanos. El país más poderoso del mundo se niega a reconocer esta realidad y tomar medidas al respecto.

Por otro lado, según el informe sobre el estado de la seguridad y la nutrición en el mundo 2018 de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), por tercer año consecutivo hay más hambre en el mundo, tan solo el año pasado, la subalimentación afectó al 10.9 por ciento de la población mundial, además, otro de los problemas que se presenta en conjunto con la desnutrición es la obesidad. El informe indica que en 2017 más de uno de cada ocho adultos es obseso, lamentablemente los expertos señalan que estos números no auguran un buen pronóstico para el cierre de este año y tampoco para su erradicación en los próximos.

Al iniciar enero escribí para estas mismas páginas “Apenas comienza el año y el horizonte que se vislumbra para México no es muy alentador, la crisis democrática (…), el despilfarro de recursos públicos que parece no tener fin, la burocracia que ahoga, la corrupción que no para, la impunidad sin límites, los altos niveles de inseguridad y pobreza (…), son solo algunos de los problemas en la larga lista de pendientes por resolver que aquejan al país…”.

Por desgracia, el corte de caja al cierre de este 2018 muestra que en realidad se ha empeorado, la única noticia positiva es que las elecciones se llevaron en calma y se respetaron los resultados.

La semana pasada tomó posesión el nuevo Gobierno estatal, ciframos nuevamente nuestra esperanza en que las autoridades caminen de la mano con los ciudadanos para reflexionar y realizar los ajustes necesarios para cambiar de rumbo y que la situación mejore realmente en el país y en Jalisco.

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