Limpia a las corporaciones policiacas

    656

    Los esfuerzos académicos e institucionales para organizar el bachillerato con especialidad en seguridad pública, en la Universidad de Guadalajara, deben superar cualquier coyuntura política para ser llevados a la práctica de inmediato, ante la elevada demanda de un programa así en el ámbito local, regional y nacional.
    El 5 de enero de 2001 el Consejo académico del Sistema de Educación Media Superior (SEMS), de la UdeG, aprobó el plan de estudios del bachillerato técnico en seguridad pública, en la modalidad semiescolarizada, con especialidades en: oficial en seguridad vial, oficial en seguridad pública, de penitenciaría, policía investigador y técnico en criminalística de campo. No obstante, el programa aún no se ha podido cristalizar.
    El director de Educación técnica, del SEMS, José de Jesús González Ramos, explica que los meses han transcurrido en espera de encontrar un escenario ideal que respalde la futura preparación de los técnicos en seguridad pública.
    Así, se requiere que el Congreso estatal reforme la Ley de seguridad pública, para obligar a los integrantes de las fuerzas públicas a contar con el grado de bachillerato y entonces quienes ya desempeñan puestos de este tipo sean homologados académicamente. De ahí que el SEMS proponga una modalidad semiescolarizada para los cursos.
    Además, es necesario que la Secretaría de Seguridad Pública respalde con sus instalaciones y maestros la enseñanza de materias relacionadas con el uso de armas de fuego, que, obviamente, la Universidad de Guadalajara no puede impartir. Con este propósito, ambas instituciones deberán concretar un acuerdo con el aval del Congreso local para que los alumnos reciban las materias especializadas en la Academia de Policía y Tránsito del estado o en el espacio que el ejecutivo disponga para ello.
    González Ramos advierte que una vez aprobadas las condiciones institucionales y el protocolo para que este bachillerato sea una realidad en las aulas de la UdeG, habrá que ver si el programa no lidia con las mismas dificultades que afrontan las 19 terminales técnicas que ofrece el Sistema de Educación Media Superior:
    “Por falta de una educación vocacional oportuna y eficiente, el 90 por ciento de los preparatorianos elige el bachillerato general y solo el resto escoge un bachillerato técnico como una opción real de empleo en tránsito hacia una carrera profesional”.
    Esto significa, de acuerdo con el especialista, que la mayoría de los jóvenes carece de parámetros de decisión que les permitan desempeñar un puesto técnico como una opción de trabajo en lo que concluyen su educación profesional.
    No obstante, indicó, “este no sería el caso, cuando menos en primera instancia, de los aspirantes a la capacitación en seguridad pública, pues la demanda que sería atendida en este momento es la de los policías que ya cuentan con experiencia, pero aún no tienen el grado de bachillerato, los cuales abarcan a gran parte de quienes ahora se desempeñan” en las corporaciones.
    De hecho, en opinión de González Ramos, “desgraciadamente” el programa tendrá “un enorme mercado laboral, por la creciente inseguridad”.
    El perfil del egresado de esta área en la UdeG “no es el prototipo del policía represor, sino el de un investigador y un individuo socialmente aceptado. Aunque para ello se necesita un cambio paulatino y sostenido, la meta es que ya no se escuche más el dicho aquel de: ‘ni que fuera hijo de cuico’”.
     
    Otras entidades ya presumen a los técnicos en seguridad pública
    El diputado presidente de la comisión de seguridad pública en el Congreso del Estado, Felipe Reyes, asegura que a los legisladores les preocupa que en el terreno de la capacitación de los cuerpos de seguridad “otras entidades nos han ganado el paso” y admite que la mayoría de los policías en Jalisco apenas ha concluido la secundaria y algunos más ostentan la primaria cuando mucho.
    “El problema es tan grave que hasta los directores de seguridad pública de algunos municipios presentan bajísimos perfiles, con los que es imposible propiciar una profesionalización de las corporaciones policiacas”.
    Gran parte del personal en las corporaciones, señala, trabaja en ellas “porque no hay otra chamba”. El uso desmedido de la fuerza pública y la violación de los derechos humanos son manifestaciones de un criterio mal aplicado que es propiciado por la falta de preparación de la policía y la corrupción.
    Para el diputado, es urgente que los jóvenes que en algún momento lleguen a sentir interés por esta vía, se integren vigorosamente a ella, “para cambiar los esquemas culturales de la policía, tanto en su ejercicio cotidiano, como en la apreciación de la sociedad hacia ellos”.
    Felipe Reyes, quien informa que la comisión que preside está a la espera de una evaluación en torno a la primera camada de técnicos en seguridad pública de la Academia de Policía y Tránsito del estado (incorporada a la Secretaría de Educación Pública), asegura que las bocanadas de oxígeno que se avecinan con la admisión de nuevos jóvenes al área de seguridad pública ayudarán a limpiar las corporaciones, así como a aliviar la imagen pública de dichos servidores.

    Artículo anteriorJóvenes universitarios ganan competencia nacional
    Artículo siguienteCalentamiento global