Ley de Libre Convivencia

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    En días pasados se aprobó la Ley de Libre Convivencia como un contrato notariado: sólo es una válvula de escape para evitar que cada pareja homosexual que quiera contraer matrimonio acuda a la SCJN, y ésta ordene a los estados instituir legalmente el matrimonio.
    No era la mejor forma, como sociedad no supimos entender que esta ley no sería exclusiva para las personas que sienten atracción hacia otra persona de su mismo sexo. No es un paso para que a éstas se les permita en un futuro adoptar, porque llegado el momento en que pretendan exigir esto, entonces sí deberemos levantar la voz, porque en esta ley no se habla de la decisión que dos personas del mismo sexo, adultas, con plena capacidad legal y con las mismas preferencias sexuales que toman la decisión de compartir una vida juntos, incluyan en su vida a una pequeña persona que no tiene capacidad de decidir por sí misma ni mucho menos entiende la decisión de estas personas. Niños a quienes no se les ha dado la oportunidad de conocer a la familia que el Estado está obligado a proteger; diferente es, que cuando sean adultos no les guste.

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