Le cierran la llave

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    La seguridad alimentaria del país está en riesgo. La región de los Altos de Jalisco, de por sí semidesértica, se quedará sin agua en menos de 10 años. Con el inminente aumento de la sequía y la desertificación, no sólo está en jaque el abasto de agua y alimentos de las poblaciones de la zona, sino la producción de huevo, carne y leche consumidos en buena parte del territorio mexicano.

    La alerta está encendida, pero lejos de hacer algo por evitar la crisis, las autoridades piensan exprimir el poco líquido que tiene la región, con un absurdo trasvase del agua del río Verde hacia León, Guanajuato, con el proyecto de la presa El Zapotillo, advierte el académico del Centro de Estudios Estratégicos para el Desarrollo, de la Universidad de Guadalajara, Antonio Gómez Reyna.

    El también secretario del grupo técnico científico del Observatorio Ciudadano para la Gestión del Agua, es enfático en el diagnóstico: “La mayoría de los acuíferos de toda la zona están sobreexplotados. Todo indica que en el futuro esta zona semidesértica se convierta en desértica y que aumente la temperatura entre 4 grados y 4.5 grados en los próximos años”.

    Según los últimos estudios que ha realizado, y que corresponden a una modelación a futuro del cambio climático con 208 estaciones, la región de los Altos tendrá mayor temperatura y menor humedad de suelo, lo cual es un primer síntoma que pronostica escasez de agua superficial y subterránea.

    De acuerdo a una modelación de Hermes Ulises Ramírez Sánchez, director del Instituto de Astronomía y Meteorología (IAM), a partir de 2020 en las zonas Altos y Norte de Jalisco se anticipa un descenso en las precipitaciones pluviales de 20 o 30 por ciento, y la humedad en el ambiente disminuirá hasta 10 y 15 por ciento.

    “Esto va afectar de alguna manera la producción de la agricultura y la silvicultura, por el aumento de incendios y sequías, lo que podría poner en peligro el acceso a los alimentos, la disminución de las áreas cultivables, la duración de las estaciones de crecimiento vegetativo y de potencial productivo”, especifica Ramírez Sánchez.

    Gómez Reyna apunta que el desarrollo que han tenido Tepatitlán, Lagos de Moreno y otras ciudades de la zona, ha provocado un incremento de población en 22 por ciento, en lugar del 13 por ciento de decrecimiento que esperaba el INEGI, lo que cambia aún más las reglas del juego en cuanto a demanda de agua.

    “Lo que más nos debe preocupar es el uso de agua agropecuaria. La producción de huevo, carne de cerdo, lácteos, todo lo que tiene que ver con el campo, queda impactado, porque tienen menos agua. De acuerdo a las visitas que hemos realizado, vimos que hay zonas que tienen crisis de agua en tiempo de estiaje y el ganado no se puede esperar dos días sin tomar agua. Deben tomar entre 50 o 60 litros y eso representa millones de litros de agua al día y también en la avicultura”.

    Gómez Reyna considera que se debe retener el agua en los Altos y no hacer un trasvase a León, pues esa ciudad tiene otras opciones, como los grandes embalses en el cauce del río Lerma. También la presa Solís, que ha tenido más agua que el lago de Chapala, así como Allende o Tuxtepec, que pueden abastecer a la ciudad cuerera, además de que se podría generar un sistema de presas en la sierra hacia la parte este del estado.

    “En los Altos se presenta un 13.5 por ciento del PIB. Tepatitlán es el principal productor de huevo del país, que genera cinco millones de huevo al día y cinco millones de litros de leche al día. Al dejarlos sin agua o con un agua medida, vendrá un problema”, dice Gómez Reyna, encogiéndose de hombros.

    Recordó que en los Altos, a pesar del histórico desdén de los gobiernos y de la falta de agua, sus habitantes lograron, gracias a su pujanza, desarrollar una zona altamente productiva. Sin embargo, ahora más que nunca el gobierno debería voltear a ver esa región, para no dejarla en el desamparo hídrico.

    “Debe hacerse un estudio hidrológico para tomar las decisiones, no un estudio económico-político. Es aberrante que el agua pase por tu municipio y se vaya un kilómetro, 40, 80, 300, 400 kilómetros aguas abajo y luego la tengas que bombear del depósito. “¡Es ilógico!”, exclama.

    Puntualiza que en el ámbito internacional, los proyectos de trasvase han demostrado su inviabilidad, al igual que las presas, que generan problemas en las cuencas o frenan de tajo los escurrimientos que deberían recargar los mantos.

    “El gobierno del estado tiene que analizar la carta completa. Muchas veces se afirma que hay convenios con León, pero si en la Suprema Corte hay una controversia constitucional, es porque los poderes no estuvieron de acuerdo. El gobierno del estado tiene que ver por Jalisco y contar con una información completa para tomar una correcta decisión”.

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