Las bestias de Arreola se traducen al chino

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Las versiones más recientes del Confabulario y el Bestiario, de Juan José Arreola, la gran mayoría de mexicanos no las podremos leer; no al menos en las traducciones al chino-mandarín que realizaran Liang Qianru y Liu Jingsheng para Shanghai Translation Press que, de acuerdo a un comunicado de prensa, “mantiene la tradición de introducir en China y publicar las obras extranjeras más importantes y clásicas”, expresó Wu Hong, representante de la casa editorial, en una visita reciente a la Embajada de México en China.

Orso Arreola, hijo del escritor, mencionó al referirse a la edición china del Bestiario que “el libro en sí es una obra de arte, por su belleza editorial”, donde se mantienen los veinticuatro dibujos de la edición de la UNAM de 1958, realizados por Héctor Xavier. Además, en ella incluyeron el cuento “El ajolote”, que originalmente no formaba parte de la obra.

De esa primera edición solamente se hicieron quinientos ejemplares, cuando fue rector de la UNAM Pablo González Casanova. “Fue un libro por encargo, ya que el dibujante Héctor Xavier, ya fallecido también, hizo anticipadamente las veinticuatro láminas de cada uno de los animales que vienen en el libro, el dibujante utilizó una antigua técnica italiana que se llama punta de plata”. (El Bestiario, por cierto, en un principio tuvo el título de Punta de plata.)

“Los textos —abunda Orso— siguen la tradición literaria de los bestiarios que se han escrito desde la historia antigua, aunque en la Edad Media se hablaba de animales fantásticos o de quimeras, en el caso de Arreola todos son animales reales”.

“El Bestiario —dijo— es uno de los libros más poéticos, en sus textos hay lo que conocemos como poema en prosa; hay que recordar que Arreola se lo dictó a José Emilio Pacheco; Pacheco fue el amanuense de Arreola. Y es sorprendente cómo Juan José, recostado en su cama, le dictó los textos casi línea por línea; recordemos: Arreola siempre que hablaba creaba una bella prosa, por eso llegó a ese punto extremo de poder dictar veinticuatro textos —con toda claridad— a José Emilio”.

De acuerdo con Orso, el dictado de los textos se realizó en pocos días, una semana quizás. “Mi padre, en ese tiempo, sufría un bloqueo de escritura” —dice—. Los textos de este libro son, en todo caso, magníficos poemas en prosa: algunos fueron incluidos por Octavio Paz en Poesía en movimiento. Paz, siempre que habló de Arreola, se refirió a él como un poeta”, y es que “curiosamente Arreola siempre fue un poeta: su comportamiento bohemio, su temperamento fue más de un de poeta que de cuentista o novelista; toda su forma de ser, de escribir cuentos, teatro, o declamar lo definieron como un apasionado de la poesía”.

Y, para finalizar, dijo que “a lo largo de la vida, Arreola habló más de la poesía que de otros géneros”.

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