LaniVeg Laboratorio nacional sobre plantas

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El Laboratorio Nacional de Identificación y Caracterización Vegetal (LaniVeg), integrado por la Universidad de Guadalajara (UdeG) y la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), fue incorporado al programa y al catálogo de Laboratorios Nacionales del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

En este laboratorio, único en su tipo en el país, laboran directamente cinco academicos de la UdeG: Aarón Rodríguez Contreras, Dánae Cabrera Toledo, María Guadalupe Pulido Ávila, Ofelia Vargas Ponce y Pablo Carrillo Reyes.

Surgió con la idea de aprovechar la trayectoria y el conocimiento de 56 años del Herbario “Luz María Villarreal de Puga” (IBUG) y de los laboratorios de botánica del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA).

El IBUG es la colección biológica más importante del Occidente de México y la tercera más grande del país.

En el laboratorio nacional la UdeG tiene como institución asociada al Herbario “Jerzy Rzedowski” (QMEX), de la UAQ, que cuenta con laboratorios y con la que “se tiene un vínculo de trabajo de alrededor de 30 años”, precisó Rodríguez.

Como instancia nacional estudian, en una primera etapa, las plantas mexicanas del centro del país, del Pacífico al Golfo. Esta zona concentra la mayor población humana radicada en Guadalajara, Morelia, Ciudad de México, Toluca, Puebla, Pachuca y Xalapa.

Dichos trabajos permiten conocer, aprovechar y proteger los recursos vegetales que crecen de forma silvestre. Conocer su identidad (nombre), sus características (morfológicas, fisiológicas, químicas y genéticas), cómo se relacionan con otras plantas y su distribución geográfica.

Los servicios que ofrecen a los sectores público y privado son útiles para diversas actividades, como la producción agrícola, la industria alimenticia y la medicina. “La identificación de parientes cercanos a especies domesticadas permite su mejora genética. Además, por sus características similares, las especies silvestres pueden tener los mismos usos”, indicó Vargas.

Los inventarios florísticos contribuyen a la protección de especies, como son los casos de manifestaciones de impacto ambiental. Estos estudios constituyen un requisito en proyectos que implican el cambio de uso del suelo. Incluyen, por ejemplo, la construcción de presas, caminos y líneas de conducción eléctrica que requieren el listado de las especies que crecen en la zona para asegurar su protección. Son útiles, además, para definir áreas naturales protegidas y evitan el tráfico y uso indebido de especies protegidas. Incluso pueden servir en ciencias forenses cuando hay una evidencia vegetal.

Unidades de investigación
El LaniVeg está constituido por cinco unidades: biogeografía, palinología y sistemática —que están en el Departamento de Botánica y Zoología del CUCBA—, así como anatomía y fisiología —ubicadas en la UAQ.

La de sistemática vegetal está integrada por el Herbario IBUG —fundado en 1960 por la Doctora Honoris Causa por la UdeG, Luz María Villarreal de Puga, y que alberga 220 mil ejemplares— y el laboratorio de Sistemática Vegetal Molecular, donde se identifican y caracterizan las plantas.

La biogeografía permite “conocer la distribución, generar patrones sobre diversidad y hacer predicciones y búsquedas más eficientes de plantas”, señaló Carrillo. “Con el apoyo de imágenes de satélites y datos de iluminación, humedad, temperatura y elevación del terreno, se pueden generar mapas actuales o predictivos sobre la distribución de las especies”.

Los granos de polen son estudiados en palinología. Esto permite determinar las especies de interés para la producción de miel (flora melífera) y verificar la calidad de la miel (la auténtica tiene polen), explicó Pulido. También realizan investigaciones sobre propóleo y en un futuro harán estudios de polen fósil para conocer la flora de épocas pasadas.

Además de los cinco especialistas de la UdeG, en LaniVeg trabajan otros dos de la UAQ, quienes cuentan con el apoyo del resto del equipo del herbario y del área de botánica.

Impulso al equipamiento
Con los recursos obtenidos del Conacyt se ha reforzado el equipamiento y la capacitación de los especialistas. Han recibido 15 millones de pesos en dos años. En 2014, fueron reconocidos como un Grupo de Investigación Regional Emergente (GIRE) y en 2015 fueron incluidos en el catálogo de Laboratorios Nacionales.

Para los estudios genéticos y filogenéticos se adquirió, entre otros equipos, un secuenciador de ADN de nueva generación. A diferencia de los secuenciadores convencionales que tienen la capacidad de identificar y secuenciar solo fragmentos de ADN, éste permite secuenciar genomas completos.

Para incrementar la colección botánica adquirieron equipo que permite modernizar y optimizar espacio: dos secadoras verticales eléctricas que resuelven la dificultad de conseguir focos de resistencia, método con el que han trabajado por más de 50 años; con este proceso las plantas se deshidratan y así pueden preservarse por tiempo indefinido. También compraron un congelador para fumigar ejemplares botánicos: las plantas colectadas se congelan al menos cinco días para eliminar microorganismos e insectos antes de que ingresen al herbario.

Para hacer estudios de distribución geográfica adquirieron computadoras y programas de cómputo para el manejo y análisis de imágenes satelitales. Para estudios de paleoflora, compraron un nucleador (que es como un barreno) que permite tomar muestras de polen y otros restos fósiles subterráneos. También compraron un generador eléctrico, útil para proteger a los equipos de los apagones, que son frecuentes.

El LaniVeg busca certificar los servicios que ofrece. En 2016 están participando nuevamente en la convocatoria del Conacyt. También gestionan la posibilidad de contratar más personal y la construcción de un edificio más amplio para el herbario y los laboratorios de docencia e investigación, aulas y oficinas.

 

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