La síntesis rara de un siglo loco

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Yo te amé porque, a trueque de ingenuas gracias,/ tenías las supremas aristocracias:/ sangre azul, alma huraña, vientre infecundo;/ porque sabías mucho y amabas poco,/ y eras síntesis rara de un siglo loco/ y floración malsana de un viejo mundo.

Con estos versos, el poeta Amado Nervo habló de los neutros encantos de un efebo, cuya androginia despertó en las almas —lo añadía en el mismo poema— un crimen nuevo.  El homoerotismo en la poesía mexicana es el corazón del ensayo La síntesis rara de un siglo loco, escrito por Sergio Téllez-Pon y que Tierra Adentro acaba de publicar. El verso elegido como título busca describir el trabajo contenido en el ensayo, la recuperación del viaje histórico que el tema del homoerotismo ha hecho en la poesía escrita en nuestro país.  

Todos reconocen en la historia de las letras nacionales a figuras como Sor Juana Inés de la Cruz, Salvador Novo, Carlos Pellicer, Xavier Villaurrutia y al mismo Nervo. Ellos, junto a otros autores vivos o ya desaparecidos, han creado una obra poderosa, han conseguido la atención de muchas generaciones de estudiosos y críticos que en su mayoría evaden un asunto que, curiosamente, es tan evidente como fundamental en la poesía de esos autores. El homoerotismo es una manifestación del amor físico cuyos contextos culturales a lo largo del tiempo lo han colocado en la oscuridad. Pocos han sido los momentos y las plumas que sin prejuicio dirigen la atención a este tema, que muchas veces —al igual que ocurre con la obra escrita por mujeres— se quiere limpiar de señalamientos diciendo que hay sólo una literatura y que poco importa quién la escribe o de qué asuntos habla. Esta verdad a medias ha retrasado, bajo el disfraz de lo políticamente correcto, abordajes serios que reconozcan al homoerotismo con todas sus particularidades. El crimen nuevo del que Nervo escribió sigue revelándose en poetas del siglo XXI. Téllez-Pon hace un recorrido cronológico que parte de la Nueva España para revisitar la poesía amorosa que Sor Juana dedicara a la Virreina María Luisa Manrique de Lara y Gonzaga, hasta jóvenes autores que con muchos menos velos suben el volumen de una voz por tanto tiempo acallada.

En este ensayo la obra de poetas como José Joaquín Blanco, Darío Galicia, Alfonso D’Aquino, Jorge Lara Rivera, Luis Armenta Malpica, así como la del jalisciense Baudelio Lara, entran en contacto con generaciones más jóvenes como la de Noé Carrillo Martínez, Marco Antonio Huerta, Luis Felipe Fabre, Luis Panini o Hernán Bravo Varela. Estas voces dan cuenta de un pudor que se sobrepuso a la sombra, o ni siquiera se cuestionan el sitio donde la cultura convencional ha colocado al cuerpo y sus expresiones amorosas, para hablar de la violencia gozosa de un encuentro veloz y atropellado, de la noche y de los días en los que los cuerpos se comparten. Los jóvenes poetas retiran la bóveda que obligaba a la domesticación de un amor convertido en crimen. Ahora, bajo un cielo mucho más abierto, el cuerpo se desnuda y se extiende en piel y palabras para tocar y ser tocado.

Esta es una síntesis rara, sí, la que Téllez-Pon propone para reconocer el viaje temporal que ha hecho el homoerotismo en la literatura de nuestra geografía y que, curiosamente, cierra con un apéndice dedicado a la homofobia en la poesía popular. El volumen se encuentra en el Fondo Editorial Tierra Adentro.

PRESENTACIÓN

Salón de Lectura del Andador Pedro Loza (Barrio del Santuario), viernes 5 de mayo. 17:00 horas.

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