La selva en casa

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    Por moda, estatus, falta de información, incluso caprichos, las personas no solo adoptan perros y gatos para que estén en sus casas como mascotas, sino que ahora tienen tarántulas, víboras, alacranes, hurones, reptiles, tejones, leones, entre otros.
    Esto podría traer riesgos para la familia, ya que las especies pueden ser nocivas. De hecho, éstas son afectadas, porque en la mayoría de los casos son depredadas durante su captura o no reciben el manejo idóneo en el hogar.
    En México el fenómeno se ha quintuplicado en los últimos cinco años, de acuerdo con estimaciones de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

    No hay censo de su consumo
    Especialistas de la Universidad de Guadalajara y autoridades de la Semarnat comentaron que no existe un censo respecto a la tenencia o consumo de estos animales.
    No obstante, el maestro en ciencias de salud ambiental, Óscar Espinoza, adscrito a los centros universitarios de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA) y Ciencias de la Salud (CUCS), estimó que cada año aumenta hasta 20 por ciento el ingreso a los hogares de la zona metropolitana de fauna silvestre no domesticada, aunque su presencia no rebasa a las mascotas tradicionales.
    “Consideran que en la ZMG existen alrededor de 50 leones. De continuar con esta tendencia, en un año quizá habrá 65”.
    El director del Centro de estudios en clínicas veterinarias, del CUCBA, Gustavo Corona Cuéllar, y el dueño de la tienda de mascotas Exotic planet, Rodolfo Briseño Méndez, coincidieron en que la demanda de estos animales es mucha, sobre todo entre los adolescentes y jóvenes.
    Su comercialización es por temporada y está dividida, según el sexo del comprador: mientras las muchachas de 15 a 25 años tienden a adquirir tarántulas, los muchachos prefieren a las serpientes. Tan solo en esa tienda de mascotas, su compra ha crecido entre 30 y 40 por ciento, desde hace cinco años.
    Desde hace 10 años cambió
    el concepto de mascota
    Lilia Núñez, mientras visitaba una tienda de mascotas, comentó que compraron un hamster a su nieto de cuatro años, pero “no pudo cuidarlo”. Solo quería tenerlo agarrado y creían que le haría daño, así que optaron por regalarlo.
    Para el especialista en conducta animal, de la Universidad de Guadalajara, Óscar Espinoza de Santiago, los procesos de globalización, el aumento de información en revistas especializadas, programas televisivos y películas, diversifica el ingreso de estas especies al hogar.
    Hasta hace una década, el concepto de mascota estaba asociado a perros y gatos, mismos que cuando gozaban de buena salud, no representaban mayor daño para quienes estuvieran a su lado.
    El jefe del Departamento de Psicología Básica, del CUCS, Baudelio Lara García, agregó que una moda de patrones socioculturales, como prestigio y dinero, influye en “nuestras representaciones cotidianas y origina que las personas vean más natural poseer animales que antes no tendríamos en casa”.
    Otro aspecto es que las personas buscan sentirse diferentes o llamar la atención. Por eso se ponen tatuajes, traen el cabello largo o adquieren un animal poco común, agregó Gustavo Corona.
    De acuerdo con Rodolfo Briseño, el hombre siempre ha querido regresar a la naturaleza, y una manera es tener tarántulas, escorpiones, ranas, aves, hurones y zorrillos.

    No deben ser mascotas
    Los especialistas coincidieron en que tales animales no deben ser mascotas, pues aun cuando hablemos de especies domadas, no están domesticadas, de manera que conservan sus instintos o pueden traer microbios que afecten al hombre.
    El especialista en conducta animal, de la UdeG, Óscar Espinoza, dijo que aun cuando tarántulas o alacranes permanezcan en una caja o corten las garras a los felinos, eso no significa que pierdan su peligrosidad, ya que actúan por instinto y no están domesticados.
    Puso el caso de artistas que se rodean “de víboras o panteras. Cualquier día los van a dejar sin nalgas, pues por más cariñosos que sean con el animal, éste responde a conductas, de manera que pueden dar una mordida o un zarpazo. Otro problema es el aroma que despiden, además de que pueden ser molestos para los vecinos”.
    Hay animales peligrosos que lesionan, son venenosos o traen microbios diferentes al hábitat de las personas, aunque sean criados en cautiverio y destinados a ser mascotas, pues quienes los reproducen no son veterinarios o investigadores, añadió Corona Cuéllar.
    Sin embargo, Rodolfo Briseño consideró que si son criados en cautiverio como mascotas, no serán venenosos ni podrán transmitir enfermedades. “Una mordida de un ser humano puede traer más infecciones que una de cualquier reptil o roedor”.
    Para la población es más cómodo y menos costoso tener un animal de estas características: un reptil come cada semana o 15 días. “Su mantenimiento y espacio es mínimo, si lo comparamos con un perro que come y obra diario”.
    Otro problema radica en que la gente no sabe cómo tratarlos. Corona Cuéllar cuestionó si, por ejemplo, una pecera es un hábitat correcto para una serpiente. La primera dificultad consiste en que apenas cabe en ese recipiente, y como defeca en el mismo lugar donde vive, se contamina y convierte en un animal enfermo.
    “Por eso considero que falta conocimiento en su manejo. A las clínicas del CUCBA llegan diferentes animales con problemas”.
    Por ejemplo, llevaron un mono aullador alimentado con leche de vaca. No quería comer y tenía diarrea, a consecuencia de la falta o exceso de ciertos nutrientes en su comida. En algunos casos han logrado salvar algunos animales y los donan.
    De acuerdo con los estudiosos, esta fauna no tiene nada que hacer en los hogares, ya que cumplen una función en el campo. “Allá hay que dejarlos”.
    Recomendaron a los padres que vigilen a sus hijos, a fin de que no lleven ese tipo de animales a sus casas, ni que los adquieran en tiendas de mascotas.
    El subdelegado de gestión para la protección ambiental y recursos naturales, de la Semarnat, Eduardo Sánchez Valencia, comentó: “Hay bastantes animales domesticados, como vacas, perros, gallos y gallinas”.
    Sin embargo, el proceso de domesticación de la vida silvestre no puede ser permanente, ya que forma parte de un ecosistema. Si empezamos a tener como mascotas a ejemplares de otros sitios, puede haber repercusiones en nosotros.
    “Los perros y gatos con cuidados de algún veterinario, con un control de vacunas y comportamiento en observación, son ideales para el hogar; los demás resultan nocivos o peligrosos”.
    Eduardo Sánchez Valencia explicó cómo ocurre el fenómeno de la adquisición de animales. Por ejemplo, hace cuatro o cinco años hubo una moda por tener mapaches (animal atractivo por su antifaz).
    En el Centro de rehabilitación de especies de vida silvestre, de la Semarnat, tuvieron una fuerte demanda de entrega voluntaria de mapaches. “Eso quiere decir que hace siete años hubo compra de este animal en el mercado negro. Cuando se volvieron problemáticos y agresivos, los dueños querían deshacerse de estos”.
    “Mucha de la fauna exótica, como leones, camellos, llamas y lo menos que te puedas imaginar, es adquirida por las clases sociales altas”. Cuando detienen a un traficante, aumenta la demanda de atención a especies silvestres exóticas, como llamas, venados o leones.
    Falta mucho por hacer
    A pesar de los esfuerzos por detener la comercialización de fauna silvestre, el problema continúa.
    El subdelegado de gestión, de la Semarnat, Eduardo Sánchez Valencia, comentó que cada vez resulta más frecuente tener especies de vida silvestre en las casas. El problema consiste en que más del 90 por ciento es vendido en un mercado ilícito y en que al momento de ser capturadas, acaban con sus familiares.
    Ante esto, la Semarnat realiza desde hace 10 años un programa de manejo de vida silvestre. Además, mediante las leyes General de equilibrio ecológico y protección al ambiente y Vida silvestre, reguló su posesión.
    También estableció la NOM-059-ECOL-2001, que establece la protección ambiental de especies de flora y fauna silvestres nativas de México, con un estatus de riesgo. Asimismo, nuestro país participa en las Convenciones sobre el comercio internacional de especies amenazadas de flora y fauna silvestres.
    Para el maestro en ciencias de salud ambiental, Óscar Espinoza, la Semarnat debe controlar la tenencia de estos animales, pues de lo contrario está expuesta la población.
    Sin embargo, no lo hace. “Solo mediante denuncias acuden, y resulta difícil que hagan el decomiso de los animales, pues cuando llegan, no están en casa: algunas personas se deshacen de sus mascotas, cuando sufrieron un ataque”.
    Parte del problema es que México carece de un centro para regular su posesión y los aspectos legales, determine si pueden o no estar en casas, si la comunidad corre riesgos o si resulta necesario cobrar un impuesto especial por su tenencia. Para tener un control efectivo en este asunto, resulta urgente crear un organismo de ese tipo.
    Gustavo Corona resaltó la venta de animales (por ejemplo pericos) en la calle. Lo peor es que no detienen a esos vendedores o no aplican las leyes. De ahí su insistencia en la necesidad de tener una legislación estricta.
    El funcionario gubernamental Eduardo Sánchez reconoció que faltan recursos y que es insuficiente la cantidad de inspectores de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente para atender las necesidades de cada entidad.
    “Estamos buscando una estrategia para que los estados y municipios conformen sus propios comités de protección y vigilancia”.
    Otro obstáculo radica en la falta de conciencia. La educación ambiental debe ser impartida en hogares y escuelas, pero este trabajo tiene que permear a los adultos.
    Coincidió en que falta rigor en la aplicación de sanciones para quien cometa un delito ambiental de esta naturaleza.
    Aun así, Rodolfo Briseño consideró que hay avances, pues existe gente con más conciencia hacia este problema, que prefiere un animal criado en cautiverio y comprado en una tienda con los reglamentos en orden, a uno silvestre proveniente del tráfico ilegal.

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