La poesía como canto anónimo

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La poesía, desde tiempos remotos, tiene un legado de autores anónimos. Un ejemplo es El cantar del Mío Cid, que en la España medieval se popularizó. Este fenómeno ocurre porque la obras suelen permear entre las sociedades de una forma tan fuerte que se llega a olvidar quiénes son los autores del texto.

“La poesía, al menos la moderna, no es tanto destacar el papel del poeta, del autor”, señala al respecto el escritor José Homero, quien el pasado viernes 22 de septiembre ofreció la charla “Poesía: la voz anónima”, en la Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz, de la Universidad de Guadalajara. Argumentó que la influencia de la corriente del romanticismo se sigue arrastrando en nuestros días, ya que uno de sus ideales era exaltar la individualidad y, por supuesto, la autoría de las obras.

“Y sin embargo, es curioso que tanto Lyman Frank Baum como Jorge Luis Borges, dos poetas tan distintos, coinciden en que la poesía, si logra trascender, su camino es convertirse en un canto anónimo, un canto donde el autor no va a estar”, refiere el autor.

José Homero comentó que actualmente con los registros de obras y los soportes de imprentas y las tecnologías, cualquier persona puede conocer quién escribió un poema; sin embargo, asevera, como lo dijo Antonio Machado, si una obra poética es buena puede llegar a pertenecer al pueblo. “No es que desaparezca estrictamente el registro, pero sí que algunos poemas sean reproducidos sin saber de qué poeta se trata”.

Y agregó: “Hay una frase que dice que ‘El hombre es hijo del niño o que el niño es padre del hombre’, y pocos saben que ésta es de Alfred Tennyson”.

José Homero elogió, a manera de ejemplo, el trabajo de jóvenes poetas, como el del regiomontano Armando Alanís Pulido, quien creó Acción Poética, un movimiento que pretende hacer llegar la poesía a un sector aún reacio a este tipo de expresiones.

Acción poética, por medio de intervenciones con aerosol en paredes de la ciudad, plasma frases que impactan y conmueven en distintos escenarios urbanos. Este trabajo literario trasciende mediante el anonimato, tal como propone José Homero, además de que incentiva a que más gente lea poesía.

“Acerca a la gente a que conozca que la poesía es esa voz que necesita para dar cauce a sus pensamientos, emociones e impresiones. No toda la poesía es igual, no toda es sublimes, metafísica, sobre Dios o el amor, sino que puede registrar todo, incluyendo el horror ante la violencia”.

El poeta recuerda que algunos ejemplos en los que la poesía ha trascendido a su autor son Nocturna Rosario, que es de Manuel Acuña; o algunos poemas de Pablo Neruda que son atribuidas a la red, e incluso algunos poemas que se han convertido en canciones como “Usted”, que pocos recuerdan escribió Elías Nandino.

“Lo importante del poema es que permanezca y que si éste permanece se convierte en voz del lector. Ya lo decía José Emilio Pacheco: ‘Este poema no es mío, es tu voz‘”.

Esta situación, asegura, no se debe ver como lamentable, sino como un gran logro porque significa que éste funciona.

Esta serie de conversatorios con poetas son organizados por el poeta Ángel Ortuño, con el propósito de presentar visiones sobre diferentes temas a los asistentes a la Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz.

José Homero

Es un poeta, narrador y ensayista, originario de Minatitlán, Veracruz. Ha sido profesor en la Escuela de Escritores de Veracruz y coordinador de talleres literarios. Ha colaborado en  publicaciones como Ágora, Confabulario de El Universal, El Ángel de Reforma, El Istmo en la Cultura, Graffiti, La Gaceta del FCE, México en el Arte, entre otras.

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