La perfección de la brevedad

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La glorificación de la novela en el siglo XIX con autores como Fiódor Dostoievski, Gustave Flaubert, Alexandre Dumas, Joseph Conrad, Charles Dickens y Victor Hugo, entre muchos otros, sentó algunas ideas que rápidamente se convirtieron en ley. Narrar era un asunto tan complejo que podría compararse con lo que hacían los artesanos en un enorme telar. Había que entrelazar una cantidad innumerable de hilos para conseguir un largo y complicado entramado que sólo podría conocerse con mucha paciencia frente a una ventana o a la luz de las velas. Y si bien en la tradición literaria occidental hubo algunos que en ese momento se atrevieron a reducir el hilado acelerando el ritmo de la narración, escribir largas novelas fue uno de los caminos que consagraron a quienes, hoy, seguimos llamando grandes autores.

En septiembre de 1918 en Zapotlán el Grande, Jalisco, nació Juan José Arreola, uno de los más extraordinarios escritores mexicanos. Maestro de la brevedad, Arreola consiguió en la economía de los elementos crear efectos inusitados con los que construyó un estilo único. Su bastidor fue la página, así en singular, en la que organizó personajes en andamios ficcionales nacidos del conflicto. En sus relatos cortos la trama está en la sorpresa, en hombres y mujeres bestializados, revueltos en su naturaleza mamífera. Insurrectos o castigados en el cerco de la vida conyugal, del ridículo social o del acoso de la grey, viajan de la alcoba a la biblioteca, del despacho a la feria del saltimbanqui, de las escaleras del faro a la sala de velación. Ahí, entre las líneas que describen la predecible vida pueblerina, aparece lo inesperado, un insecto que atemoriza y atrae con el horror de su belleza, una hembra encadenada, la imposibilidad del amor y sus poderosas armas: el arsenal que siempre le brindó la literatura española del siglo XVI y XVII.

Hoy, a noventa y dos años de su nacimiento, recordamos el genio y originalidad de Arreola manifiesto en todos sus relatos, y de forma especial en los personajes de sus cuentos cortos. Hombres tristes y disminuidos, sometidos a dosis miserables de amor, mujeres bestia, insectos repulsivos que sin embargo no podemos dejar de mirar, que buscamos incluso poseer, seres insumisos de torpe inocencia, criminales metódicos en su crueldad  y hasta recatadas señoritas que al polvearse crean el universo. Arreola siguió el veloz galope de una imaginación inagotable, que además respondía al incesante impulso de su extraordinaria memoria. Parecía que a cada instante lo visitaba algún personaje literario remoto, antiguo y místico del que tendría que hablar o escribir. El Amadís de Gaula, el unicornio de algún tapiz medieval, la virginal Susana, San Agustín y tantos otros, salían de su cabeza para renovar su protagonismo convertidos en otra cosa gracias a su palabra.   

Arreola murió en 2001, luego de contar por escrito o a viva voz historias que demuestran su grandeza al sobrevivir al tiempo, a traducciones y a generaciones de lectores. Inspirado, lo dijo siempre, en Giovanni Papini y en el francés Marcel Scwob, de quien estuvo más cerca si pensamos en que compartió la erudición y la maestría con la que ambos hicieron crecer sus experiencias de vida; Arreola tomó al simbolismo como plataforma, para rápidamente crear un estilo que nos sigue maravillando. Hoy recordamos a Juan José el actor, el dramaturgo, el hombre de televisión, el ciclista de capa oscura, el excéntrico con sombrero de copa, el maestro, pero sobre todo al efectivo narrador que nos dejó el ruido y la música, el caos y el orden que da el reloj en cada cuento.

Actividades arreolinas
El miércoles 28 de septiembre, a las 20:00 horas, Josefina Villalobos y Alfredo Padilla de la Odisea Teatro escenificarán dos cuentos de Arreola: “La parábola del trueque” y “Corrido”. Al día siguiente, también a las 20:00 horas, el físico y divulgador de la ciencia Juan Nepote dictará la conferencia “Arreola: lector científico”. El viernes 30 el escritor, periodista y catedrático de la UNAM, René Avilés Fabila, impartirá la conferencia magistral “Borges y Arreola”, a las 20:00 horas, actividad con la que concluye el IX Coloquio Arreolino y el II Festival Interinstitucional Juan José Arreola.

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