La mirada que desnuda

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    Sus fotos evocan el último elemento salvaje que le queda a nuestra civilización: la desnudez.
    Helmut Newton fue un artista que definió –junto a J. G. Ballard, Anthony Burgess y Stanley Kubrick– la estética de la catástrofe.
    Pero la suya fue una catástrofe estilizada, ampliada hasta el exceso y convertida en ficción apabullante. Newton fue, parafraseando a Cioran, el retratista de lo inesencial.
    El mejor homenaje se le rinde cinco años después de su muerte (sufrida en 2004, en un ballardeano accidente automovilístico), con la reedición de Sumo, el libro que reúne su trabajo más significativo y que al mismo tiempo es puesto una vez más en circulación por una de las editoriales más iconoclastas de los últimos tiempos: Taschen.
    El fotógrafo es conocido por su trabajo en el mundo de la moda. Trabajó para revistas como Vogue y Elle, pero sus imágenes más apreciadas las publicó durante muchos años en la revista Berliner Ilustrated. Incluso la edición conmemorativa de los últimos 50 años de World Press Photo lo rescata como una lente revolucionaria por su cuidada estética y la originalidad de su mirada.
    Helmut Newton fue el retratista de la Berlín decadente y destruida por la guerra. Alguna vez aceptó que mientras otros plasmaban aquello que veían, él fotografiaba lo que alguna vez había visto.
    Sus modelos tienen una mirada altiva, que petrifica al espectador y a su escenario al mismo tiempo. El creador del llamado porno chic supo encontrar en la sensualidad uno de los últimos santuarios de la libertad, siempre en peligro en la era del consumo. El fotógrafo alemán encontró en el arte, como lo deseaba Susan Sontag, “un modo de ponerse en contacto con la propia locura”. Sus imágenes provocativas buscaban, en la supresión de los tabúes, una anarquía primitiva.
    “El hombre es la única criatura que se avergí¼enza de ser lo que es. La cultura humana en su conjunto es un enorme esfuerzo por cubrirse y embellecerse; una inmensa y compleja hoja de parra”, escribió Isaac Bashevis Singer. Helmut Newton aboyó con su cámara esta hoja de parra, y extendió por un tiempo más –a través de sus desafíos psicológicos hacia el espectador– la moribunda era de la fantasía y el surrealismo.

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