La epidemia silenciosa

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El brote de ébola, que hasta el cierre de esta edición ha ocasionado 4 mil 500 muertes en Liberia, Guinea y Sierra Leona, y ha registrado aproximadamente nueve mil casos —sospechosos y confirmados—, entre los que se encuentran uno en España y dos en Estados Unidos, ha encendido las alertas mundiales.

No obstante a la gravedad que representa el ébola, existe otra epidemia que hasta el momento no ha merecido el mismo nivel de atención. Se trata de la tuberculosis, y aunque no es tan letal, se estima que un tercio de la población mundial está infectada con la Mycobacterium tuberculosis y es la segunda causa de muerte después del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“Es urgente eliminar el estado de epidemia de tuberculosis. Esta enfermedad sigue siendo un problema importante en el mundo. Aunque se ha avanzado en su control en los últimos veinte años, aún hay fuertes desafíos como disminuirla en los países que están subdesarrollados, como en África, donde se registran el 75 por ciento de los casos”, advierte Edilberto González Ochoa, experto del Instituto de Medicina Tropical ‘Pedro Kourí’ de La Habana, Cuba, de visita en el Hospital Civil de Guadalajara, donde participó en el Simposio Internacional “Análisis y perspectivas de la tuberculosis en el mundo, México y Cuba”.

Según datos de la OMS, en América se registran entre 219 mil y 280 mil casos nuevos al año, de los cuales el 88 por ciento se reportan en diez países: Argentina, Brasil, Perú, Haití, México, Colombia, Bolivia, Ecuador, Estados Unidos y Venezuela, ordenados de acuerdo a la incidencia de la enfermedad; Cuba no aparece porque es uno de los países de menor incidencia. “La tuberculosis es una enfermedad temible y terrible por el sufrimiento económico y social que causa. Se estigmatiza casi igual que a la lepra, otro factor que debemos resolver a través de la información”, añadió el investigador.

Por su parte, Leopoldo Portillo Gómez, investigador del Departamento de Microbiología y Patología del Centro Universitario de Ciencias de la Salud, quien ha estudiado la enfermedad desde hace veinte años, informó que el número de casos reportados de tuberculosis pulmonar en el 2012 en México fue de 16 mil 169, de los cuales 735 fueron en Jalisco. Un año después se registraron 15 mil 38 casos y 483 en el estado. A la semana 35 de este 2014 ascienden a 10 mil 563 casos en el país y 447 en Jalisco. En cuanto a la afectación a niños, se estima que es del 10 por ciento.

Además de la morbilidad, la mortalidad es un asunto grave, pues las personas que fallecen son aproximadamente dos mil anualmente. “Estas cifras coinciden con las de la OMS, las cuales dicen que al año en México ocurren 20 mil casos, lo que significa 55 enfermos nuevos y cinco defunciones por día. Es un serio problema de salud y a la vez complejo, porque involucra varios aspectos importantes, desde determinantes sociales de la salud como inequidad y pobreza, hasta problemas de cobertura y acceso a la atención de la salud”.

Otro aspecto importante es la multiresistencia de la bacteria a los fármacos que existen actualmente, además de que son pocos, no se han desarrollado nuevos. Por ejemplo, el biológico BCG (vacuna de bacilos atenuados) que se aplica en los primeros días de vida tiene una eficiencia de máximo 85 por ciento y “se menciona que aunque no es útil para prevenir la tuberculosis pulmonar, que es lo que estaríamos buscando, al parecer tiene una acción para prevenir formas graves de la enfermedad como la tuberculosis meníngea”, comenta el investigador.

Cabe mencionar que del 20 al 30 por ciento de la tuberculosis es extra pulmonar, esto quiere decir que puede afectar a otros órganos o tejidos como la piel, vías urinarias, o el sistema nervioso central, por ejemplo. “Este tipo de tuberculosis está asociada a Mycobacterium bovis, misma que en México se transmite principalmente a través de alimentos lácteos como leche bronca, panela, queso fresco o requesón de un animal enfermo. Esta es una faceta de la enfermedad que muy poco se conoce y que afecta principalmente a niños y a pacientes inmunocomprometidos por el VIH”.

La gran simuladora
Obtener un diagnóstico certero de tuberculosis requiere la aplicación de una serie de pruebas muy sensibles que no en todos los centros de salud es posible realizar, así como de un laboratorio con la tecnología necesaria y personal capacitado.

Durante poco más de dos meses, Daniel Martínez, de 58 años, estuvo acudiendo a consulta con el médico general a la clínica 171 del IMSS y nunca se le diagnosticó tuberculosis, pero tampoco era descartada. Tos frecuente, febrícula, debilidad, escalofríos y sudoraciones eran los principales síntomas que presentaba.

“Primero me decían en urgencias que no me podían atender porque 37.5 grados de temperatura no era fiebre. Cuando visitaba a mi médico general me decía que aparentemente estaba sano y no había explicación a mis síntomas, pero al tomarme una radiografía apareció una mancha en el pulmón”, explica Daniel.

Las visitas continuaron en la clínica 89 del IMSS, a donde fue derivado y sometido a otro tipo de estudios. “Tampoco ahí me dieron un diagnóstico final, pero los médicos me comentaban que podía ser un tumor en el pulmón que surgió porque de joven fumé durante algunos años”. La noticia fue descartada en el área de oncología del Hospital Civil de Guadalajara y los síntomas desaparecieron hace 11 meses.

“Hay ocasiones en las que el paciente está enfermo pero no hay un método para demostrarlo, ya que un cinco por ciento de las personas que desarrollan la enfermedad muestran síntomas inespecíficos. Lo que sucede es que continúan con tos y la pueden sobrellevar, pero el daño es progresivo hasta que se genera un problema más serio. Hay un deterioro del estado de salud del paciente, empieza a bajar de peso, a perder el apetito, presenta fiebre y tos crónica con una duración de más de 15 días. Tomar una radiografía no da un diagnóstico definitivo porque pueden aparecer imágenes sugestivas”, detalló Portillo Gómez.

Por ello, agrega, es necesario que el paciente entregue tres muestras de esputos por la mañana con el fin de someterlos a una baciloscopía “pero aún este método no es definitivo, puede sólo ser una evidencia”. Entonces, es necesario llegar a un cultivo, y “de esa expectoración se hace un procesamiento de la muestra y se incuba en medios especiales para aislar la bacteria e identificarla. El problema es que estos métodos no son sencillos”.

La cuestión social de la tuberculosis
La tuberculosis es una enfermedad de base social, y la clave para que esta epidemia mundial se resuelva es crear condiciones que garanticen tasas de incidencia menores a uno por millón de habitantes, para lo cual se requiere información, educación y atención preventiva centrada en el paciente.

“La pobreza, hacinamiento y desnutrición son factores que hacen más susceptibles al individuo a contraer la enfermedad, por lo que la falta de acceso a la cobertura en salud es un problema serio”, explicó el experto de la Universidad de Guadalajara.

El pronóstico del médico de Cuba es optimista: “Si se pudo eliminar la viruela, en Cuba la poliomelitis, si hemos logrado disminuir la mortalidad infantil, pensamos que la tuberculosis también puede ser eliminada porque se han ido desarrollando tecnologías e instrumentos precisos. Pero las estrategias van a depender de los recursos que se destinen a la salud, por lo que el primer punto de debe ser el compromiso político y la voluntad para resolver el problema”.

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