La cultura como refundación de un país

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En el periodo postrevolucionario en México muchos intelectuales dirigían sus esfuerzos a una refundación del país desde una visión integral y reivindicatoria. Se trataba fundamentalmente de conquistar lo que ni la lucha independentista ni los gobiernos sucesorios habían logrado: justicia y equidad.

Fundador de la política cultural educativa, José Vasconcelos es un elemento central de este periodo. Vasconcelos jugó un importante papel en la construcción de una identidad nacional, a través de distintas representaciones y mitos en torno a la raza cósmica y el mesianismo nacionalista, con las cuales buscaba crear una nueva nación.

Vasconcelos consideraba que sería a través de la educación de las masas como se podría llegar a transformarlas en “nuevos ciudadanos”. Había en estos esfuerzos una apuesta por abolir el militarismo por la vía del conocimiento, estrategia que aplicaría a través de sus “misioneros”: el maestro, el artista y el libro. Con ellos tres iniciaría un importante programa educativo que consistía en que estos misioneros recorrieran el país alfabetizando, ilustrando y dando voz a los más olvidados.

Hoy, el triunfo de Andrés Manuel López Obrador y la confirmación de Alejandra Frausto como titular de Cultura, traen a cuento las políticas vasconcelistas que el gobierno entrante ha tomado como referente. En las últimas administraciones federales los ejes centrales que han definido las políticas culturales y su práctica privilegian —al menos en teoría—, la preservación del patrimonio cultural, la difusión de la cultura así como el otorgamiento de estímulos a los creadores. Las industrias creativas trazan otra de las líneas que aparecen mucho en los discursos, pero cuya aplicación y efectividad aún no han podido demostrar las instituciones. Por otro lado, en la última década se ha insistido en la importancia de la salvaguarda de las culturas populares manifiestas tanto en el ámbito rural como urbano.

¿Qué es lo nuevo? De acuerdo con Frausto, la concepción de la cultura del gobierno entrante partirá en principio del reconocimiento de la diversidad cultural de cada municipio, se privilegiarán los proyectos comunitarios que surjan de propuestas de cada grupo. La intención, ha explicado Frausto, es transformar a los públicos en gestores y agentes culturales. Otro aspecto notable es el diseño de estrategias transversales para el desarrollo de la cultura. La próxima titular federal de cultura ha afirmado que ya se trabaja con los equipos de las próximas Secretarías de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano para aprovechar espacios públicos e infraestructura para fines culturales. Y de entre las propuestas que hasta el momento Frausto ha hecho públicas, destaco la reformulación de las contrataciones artísticas que permitirían que los creadores puedan cobrar dignamente, en tiempo y forma por su trabajo.

Las misiones de Vasconcelos en la primera mitad del siglo XX, si bien impulsaron sensiblemente la alfabetización y la educación artística, no contemplaron la complejidad de la diversidad cultural mexicana, además de que consideraban a los pueblos indígenas como menores de edad a los que había que integrar al desarrollo con actos educativos “civilizatorios”. Hoy, las comunidades indígenas han tomado la palabra, no sólo a través de Marichuy Patricio, Vocera del Concejo Indígena de Gobierno, para dejarnos saber que aún estamos lejos de la reivindicación histórica de los pueblos originarios y de que no se puede ser ingenuo con llamados a la reconstrucción de la Nación.

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