La alternancia simulada

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El hecho de que existan elecciones o haya alternancia de partidos no quiere decir que hayamos alcanzado la democracia en México, pues no se ha fortalecido la soberanía popular, ya que es la misma cúpula político-empresarial la que sigue mandando en el país. Ante dicho panorama, ni siquiera los candidatos independientes parecen una verdadera alternativa a ese sistema fallido, señaló John Ackerman, investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, de la UNAM.

“La mera celebración de elecciones no significa democracia. Otros dicen que no es sólo la realización de elecciones, sino que se trata de que gane la oposición. Que se cambie, que realmente haya una oportunidad de que alguien de oposición gane la presidencia o gane los cargos gubernamentales.

¿Vicente Fox resultó alguien de oposición? Pues no. Al final de cuentas incorporó el gabinete con priistas y él y Calderón fortalecieron la red de gobernadores feudales priistas en los estados que hasta hoy, de 1929 a la fecha, gobiernan”, explicó en entrevista.

Ackerman estuvo en Guadalajara para dictar la conferencia magistral “La transición fallida”, como parte del XV Encuentro Internacional de Cultura Democrática, organizado por el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana y el Instituto de Investigaciones en Innovación y Gobernanza, de la Universidad de Guadalajara (UdeG), a la par de la Feria Internacional del Libro.

“Lo que vivimos es una alternancia simulada entre los mismos de siempre. Si tú o yo queremos ser diputados o presidentes municipales, la primer acción no es ir a convencer a los votantes y hacer grandes propuestas, sino recaudar fondos y hacer pactos con el poder político y económico. Esa es la vía para acceder al poder político y es a sus poseedores a quienes los gobernantes tienen que rendir cuentas. No tenemos hoy soberanía popular. Democracia es poder de la ciudadanía sobre sus gobiernos y esto no existe”.

Ackerman, quien acaba de publicar en Editorial Planeta su libro El mito de la transición democrática, afirmó que se necesita recuperar una ruta ciudadana, pero eso no se debe confundir con candidatos independientes, que son tránsfugas de partidos, sino recuperar esa tradición de movimientos populares que tenían como base la solidaridad social.

“Tenemos que volver a empezar y visualizar la transición de otra manera. Tenemos que abrir la mente y aceptar nuestra derrota. Hemos confiado la transición a instituciones (como el INE o los tribunales electorales) que ya tuvieron su oportunidad y fracasaron totalmente”.

¿Las candidaturas independientes no vienen a refrescar el panorama?, se le pregunta. Contesta: “En todo el mundo ha habido una crisis en los sistemas democráticos y las clases políticas. Esta crisis genera nuevas opciones. En algunas naciones salen por la derecha y en otras por la izquierda, pero como sociedad organizada. En México nos quieren vender la idea de una democracia mercantilizada. En Estados Unidos son puros independientes con lana. ¡Ahora resulta que ya no somos América Latina, sino América el Norte!, y nos quieren recetar esa solución de mesías con mucho dinero: ellos solos, sin ninguna organización, con dinero, van a renovar la política. Esa historia de los ciudadanos que terminan siendo más de lo mismo, ya nos la sabemos. Necesitamos apostarle a una vía latinoamericana y no necesitamos un Lula, un Krischner o un Chávez, sino retomar esa tradición de las luchas sociales para que defendamos esa soberanía del pueblo. Una vía más ciudadana, que no pasa precisamente por ese tipo de independientes”.

El también articulista y analista de medios nacionales, afirmó que 2018 será un año histórico, en el que México tendrá que decidir por tres rutas: “O el mismo camino que implica el recrudecimiento de un sistema militarizado, o la salida por la derecha, al estilo estadunidense, o la salida por la izquierda, que es más al estilo de América Latina. No sabemos qué va a pasar. Lo que sí está claro que no podemos confiar en que ya hemos tocado fondo. Me da la impresión que los ciudadanos estamos esperando que la pelota rebote y que vamos a poder recogerla una vez que tocó fondo el sistema. Eso no va a pasar automáticamente. Si no hacemos nada, esta pelota se va a ir por la barranca”.

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