En las colonias Indígena y Rincón del Refugio, ubicadas rumbo a la carretera a Saltillo, en Zapopan, Jalisco, hay algunas casas que están asentadas debajo o sobre los bordes de la barranca de Huentitán, hecho que las pone en riesgo por los desprendimientos de tierra que ahí ha habido, comenta el investigador del Departamento de Geografía, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), de la UdeG, Luis Valdivia Ornelas.
“Hemos hecho estudios puntuales en esas colonias donde empieza la barranca. Hay casas que están asentadas en un escarpe muy inestable, que ya tienen registros de desprendimiento de rocas, algunos muy grandes, de dos o cuatro toneladas. Uno de los rasgos más característicos del terreno son los taludes muy verticales, con mucha pendiente, que se combinan con rocas muy fracturadas que, con la presencia de mucha agua, son fáciles de derrumbar”.
Añade que este estudio lo hicieron para el ayuntamiento de Zapopan el año pasado, ante la necesidad que tenían de regular los asentamientos en esas zonas que no son aptas para construir. “No todos los sitios que encontramos son inestables: hay unos peligrosos y otros no, porque además hay rocas más fáciles de disgregar y otras más resistentes ante condiciones de humedad”.
El investigador universitario añade que en Tonalá encontraron otro problema, pues la colonia Nueva Israel está asentada en un descanso de la barranca. “No entendemos cómo fue posible que hayan construido en ese lugar, porque ellos pueden tener problemas con los desprendimientos de la parte superior de la barranca y la parte donde están asentadas las casas”.
