El 29 de mayo un hombre fue asesinado en una unidad de transporte público en el Distrito Federal, el asesino huyó tranquilamente, los testigos afirman que no le vieron el rostro, está libre e impune, lo más impactante es que no fue un pasajero, fue un delincuente.
Dos hombres subieron a asaltar la unidad, surgió un “héroe”, mató a uno, el otro fue golpeado y sometido por los pasajeros y fue entregado en bandeja de plata a la policía, ahora ese hombre es un asesino al que nadie acusa puesto que hizo “justicia”.
Lo más importante es que una persona se convirtió en juez, jurado y verdugo de otra, sin burocracia ni corrupción, después de todo lo vivido en nuestro país esta persona sólo encontró una opción para combatir la inseguridad, estar dispuesto a matar y morir, es un hecho lamentable que la falta de confianza en la autoridad, debido a su falta de eficiencia, logre que la justicia pase a ser de “ojo por ojo” y que tengas que convertirte en eso que deseas enfrentar para erradicarlo, un delincuente o un asesino, lo más triste es que hay quienes confiamos en que se hizo “justicia”.