Juan Villoro Erudito sin pedantería

610

Desde la publicación, en 1980, de La noche navegable hasta Apocalipsis (todo incluido) de 2014, Juan Villoro ha venido construyendo una obra constante y múltiple, tanto desde la ficción como desde la especulación ensayística, y especialmente desde la crónica, en la que se ha convertido en una de las voces más importantes de la actualidad.

Educado en la Ciudad de México por un filósofo, el catalán Luis Villoro, y una psicoanalista, la mexicana Estela Ruiz Milán, pareciera que los astros se hubieran conjuntado a favor del futuro escritor, que además le dieron los ingredientes para la conformación del espíritu propio de su generación, pues había nacido casi al mismo tiempo que el rock and roll (en 1956), y vivió el 68 en la adolescencia. El autor escribió que para él, la Ilustración se quitó las pelucas para ponerse la melena y tomar una guitarra eléctrica.

Juan Villoro definió la crónica contemporánea como el ornitorrinco de la prosa, porque algo tiene de la novela, el reportaje, el cuento, la entrevista, el teatro, el ensayo, e incluso la autobiografía. Antes, Alfonso Reyes había usado la metáfora del centauro para explicar el ensayo. El conjunto de la obra de Villoro podría aceptar cualquiera de estas imágenes. Ese corpus sería una criatura de esta naturaleza; sí, por la suma de los géneros que practica; pero, sobre todo, por la versatilidad de sus intereses, por los distintos enfoques que explora el autor. En este centauro-ornitorrinco confluyen el Villoro aficionado al rock, el fanático del futbol, el apasionado lector de literatura, el sociólogo, el traductor del inglés y del alemán, el escritor de literatura infantil, el periodista, el profesor, el ensayista, el maestro oral, el explorador de la mexicanidad contemporánea, el ciudadano preocupado por los asuntos de la polis.

Otro atajo por el cual llegar a esta abundante obra es lo que el propio autor llama “la literatura con prisa”, esas colaboraciones periódicas que aparecen en los medios, tanto locales como internacionales. Artículos, crónicas, ensayos que se reproducen en nuestro país en La Jornada, Reforma, Proceso, Letras libres, en tanto que en el extranjero se publican en Gatopardo, El malpensante, El País, Süddeutsche Zeitung, Frankfurter Allgemeine Zeigtun y Granta.

Juan Villoro ha creado una prosa marcada por un estilo personal e inconfundible, con una incisiva y discreta ironía, caracterizada por lo que Jorge F. Hernández llama una “erudición sin pedanterías”.  [

Artículo anterior80 días por suceder
Artículo siguienteSer humanos todos los días