Juan Nepote

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Juan Nepote (Guadalajara, 1977) acaba de publicar un libro cuyo título es paradójico, Científicos en el ring: luchas pleitos y peleas en la ciencia, en la colección Ciencia que ladra, que se encarta los domingos en el diario argentino La Nación. El título lo sugirió el director del periódico “y hace alusión al programa de lucha libre que se trasmite en la televisión”. El nombre del libro, confiesa Nepote, “me costó no pocas discusiones y trabajos con los argentinos, pues la lucha libre no es tan popular en aquel país como lo es en México”, “puesto que allá existe un interés más grande por el box y los lectores de la Patagonia no acababan de entender cómo era este recurso metafórico del texto”. Estudió Física. En 2008 obtuvo el Premio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Jalisco. Es miembro del comité editorial del Journal of Science Communication y socio titular de la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica.

Cruce de caminos
La ciencia se cruza en mi vida a partir de la lectura de textos científicos, mi abuelo materno era un lector empedernido de la revista Mecánica popular, que es más de tecnología que de ciencia, y mi padre fue uno de los iniciadores de la divulgación científica desde el periodismo. Y un tío mío, de oficio químico —con quien trabajé durante mucho tiempo— siempre me fascinó en su manera de hablar de los temas y razones de los procesos de la ciencia. Tuve, por otra parte, un acompañamiento familiar en la lectura de libros de ficción. El punto de encuentro, entonces, entre ciencia y literatura, tiene en mi vida mucho que ver con la escritura y el pensar que a mí me gustaba contar mis propias historias… la literatura y la ciencia fueron dos caminos que se cruzaron y entrelazaron de manera casi natural.

Escritura
Más allá de la ciencia, cualquier tema que tú sigas con interés, con una pasión y con un convencimiento, movido por la curiosidad a recorrerlo —con los ojos y mente bien abiertos— te llevará siempre a realizar una mejor escritura, en el sentido que podrás contar unas mejores historias y encontrar formas más atractivas de llegar a puntos narrativos que te pueden resultar fundamentales. Hay muchos escritores que se alimentan de la ciencia para hacer un trabajo de escritura, de creación y no son exactamente como divulgadores de la ciencia, sino más bien como escritores. Entre la cultura anglosajona están los llamados “escritores de ciencia”, que desmadejan conceptos científicos en un ensayo, sin ser exactamente divulgadores de ésta, y lo hacen desde varios puntos de vista. Ni en México ni Latinoamérica está desarrollada esa forma de escritura, aunque muchos autores en español lo hacen de manera subrepticia: permean su escritura de creación con la ciencia.

Visión de mí 
A mí lo que me gusta pensar es que mi escritura tiene que ver con la escritura misma y que la ciencia me permite —y facilita— acceder a ciertas ideas, a ensanchar el lenguaje y el campo de la imaginación, aún si no hablara de manera directa de ciencia, me interesa más pensarme como escritor y no como divulgador científico, porque me interesa más la escritura, la literatura, en general. Entre la ciencia y la imaginación existe la diversión, lo lúdico, la escritura de imaginación… y la escritura salva de todos los males…

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