Juan Gelman a la orilla del mar

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La noche del día en que murió el poeta argentino le llamo a Raúl Bañuelos para preguntarle: ¿Qué ha significado para ti la persona y la poesía de Juan Gelman?

Como ignoraba, en el recinto de su casa y con su familia, la muerte del poeta, se le entrecortó de pronto la voz… Pese al dolor y la sorpresa respondió algunas breves preguntas en relación con el rapsoda y guerrero argentino.

—Una revelación y la constatación de que la poesía es una epifanía. Él como persona y héroe de alto vuelos era una presencia llena de luz, de retenida ternura. Y a través de su obra poética, tan diversa y profunda, me ha conmovido desde que tuve la fortuna de leer sus primeros textos. Hablé algunas veces con él, y saber de su persona y su obra es y ha sido una experiencia hermosa.

La última vez que tuve la fortuna de compartir con él fue en el encuentro de Letras en la mar, en Puerto Vallarta, a principios del año pasado. Lo vi bien, no supe que estuviera enfermo, porque estuvo muy entusiasta y se veía fuerte. Él fue del grupo que fundaron la nueva poesía latinoamericana, junto con Neruda, Paz, Vallejo, Huidobro y Borges. Ellos fueron los grandes maestros que marcaron una manera de ver el mundo. Con una actitud que enunciaba una naturaleza y una alegría por la vida, no importando que en sus poemas estuviera el dolor.

—Gelman vivió en el exilio desde 1975 y en México desde 1976, ¿qué te dice, Raúl, ese exilio, ese gran sufrimiento en Argentina?

—Fueron asuntos muy particulares los que provocaron su exilio, él fue periodista y testigo de las atrocidades de una dictadura; entonces ya cuando viene a vivir a México, como un exiliado, se enraíza en nuestro país de una manera magnífica. Su personalidad no estuvo marcada por el dolor o la angustia. Es muy probable que sufriera su dolor de padre, hijo y amigo, puesto que sus más grandes compañeros de generación también vieron y sufrieron la persecución y la muerte en esos años. En nuestro país hizo grandes amigos, como lo fueron de él Carlos Monsiváis y Hugo Gutiérrez Vega, quienes lo invitaron siempre a encuentros y lecturas públicas reveladoras, así que su exilio fue asumido con tranquilidad, y fue transmitido a nosotros, sus lectores, sin dolor y con cierta alegría…

—Raúl, ¿cuál fue la última visión de Juan Gelman en el momento en que lo viste en Puerto Vallarta?

—Fuimos un grupo a visitarlo al hotel donde se hospedaba, y yo llevaba un libro mío recién publicado que deseaba obsequiarle. Fuimos hasta la playa, donde estaba él junto a su esposa disfrutando del sol y el horizonte. Lo encontramos sentado en una silla de playa, a la orilla del mar le hablé y le di el libro y a cambio recibí una sonrisa maravillosa. Una de las sonrisas más bellas y tiernas que me han regalado fue la que recibí…

Esa fue la última vez que yo vi a Juan Gelman.

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