Se nos presentan a la ciudadanía con bombo y platillo modificaciones que nuestros representantes “logran” en cada uno de los niveles de gobierno. Mes tras mes y administración tras administración, se emprenden “grandes reformas y modificaciones” que perfilan supuestas evoluciones y derrama de bienestar para la ciudadanía, sin embargo, si bien no podemos afirmar que las cosas siguen exactamente igual, si podríamos plantear que parece ser que nuestra democracia requerirá de decenas de generaciones para ser lo que nuestros antepasados algún día soñaron.
Sucede que, en nuestra ignorancia, no hemos asumido que las leyes no cambian al ser humano, que los aumentos de salario no vuelven a las personas honestas, que el aumento de las penas como medida para reducir la delincuencia no es sino un acto de absurda incomprensión de la justicia. Vivimos inmersos en una realidad de cambios que nada cambian, o que en el mejor de los casos proporcionan un efecto placebo en la población cautiva.
En Inred A.C. estamos convencidos de que el gran cambio pendiente es el de la condición humana, y parece ser que a ese le falta mucho aún para presentarse en nuestro honorable Congreso de la Unión.
