Jalisco abstracto un retrato

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    La muerte del cisne” recibe por estos días a los visitantes estivales del Museo Raúl Anguiano (Mura), que son más numerosos y de menor edad que en otras épocas del año. Se trata de un óleo triangular fechado en 1933, de sombras insinuantes en pequeño formato, colocado en el muro curvo que inaugura la sala principal. Debajo, se lee el motivo de su cuidada ubicación: “Arte abstracto en Jalisco 1933-2010, una revisión”.
    La muestra, curada por Javier Ramírez, Víctor Guzmán y José de Jesús Olivares, viene a sumarse a las decenas de actividades que el Comité 100 años de abstracción ha organizado para celebrar este otro centenario, el de la revolución plástica que proclamó Kandinsky desde Alemania, y que en nuestra región hizo eco en el pincel de Francisco Rodríguez Caracalla, autor de la pieza que abre este panorama y cuya obra individual ocupó por completo el Museo de las Artes en abril.
    Dejando atrás esta primera huella —y guiño poético—, el propio Caracalla nos introduce a otras formas de la abstracción: blanco sobre blanco, una geometría acrílica de los años ochenta abre una zanja de lenguajes y recursos plásticos que el resto del recorrido poco a poco va llenando.
    De la exploración del color a las reminiscencias cubistas, del caos informe a la adoración a la textura, de la extrema multiplicación de la simplicidad al coqueteo con la instalación, el espectador pasa de una forma a otra del lenguaje abstracto sin que la datación de las piezas corresponda necesariamente con la parte del siglo que nuestra mente evoca.
    Pero quizás lo más inesperado del paseo es la zona escultórica. Aunque en general son más escasos que los pintores ­y por este motivo muchas veces quedan relegados ante el público, esta vez los escultores jaliscienses demuestran con discreción y solidez, así como sus ventajas en términos de calidad estética, originalidad y expresión.
    En total la revisión incluye a 70 artistas, entre los que destacan Javier Arévalo, Lewis Kant, José Fors, Jorge Alberto Jasso Romo, Eduardo Mejorada, Jorge Jurado, Víctor Guzmán, Kraeppellin y Tomás Coffeen, de quién se acaba de clausurar una retrospectiva individual en el Ex convento del Carmen.
    Otro nombre de gran relevancia en la exposición es el del Miguel Aldana Mijares, a quien se dedica casi una sala completa, como homenaje a su labor de promoción y apoyo al arte contemporáneo, a través del Centro de Arte Moderno —mejor conocido como CAM—, que fundó en 1970 con sede en la actual edificio del Mura.

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