Definitivamente que la investigación científica es uno de los pilares fundamentales que nos permite fortalecer la calidad de la formación profesional en los estudiantes universitarios. Debe ser una investigación realizada colectivamente y en forma de comunidades de prácticas donde también los estudiantes involucrados sean parte sustantiva del proceso. Sobre todo, si partimos del supuesto que ellos mismos son los principales personajes del escenario compartido de nuestro compromiso social.
Además, el sector académico integrado por los profesores que participamos en el desarrollo cotidiano del proceso enseñanza aprendizaje tenemos la ineludible responsabilidad de mejorar continuamente nuestro trabajo colegiado. El reconocimiento autocrítico, constructivo y oportuno de las fallas y aciertos nos debe auxiliar en el mejoramiento sustentable de los resultados esperados, es decir, que de nuestras instituciones de educación superior egresen profesionales capaces de resolver por su propia iniciativa y competencia las principales necesidades comunitarias donde quiera que sean requeridos.
Sin embargo, hasta hoy la investigación universitaria se ha concentrado en la investigación básica dejando de lado la significancia que tiene la misma investigación educativa. Por ello mismo, una preocupación fundamental de los colegios departamentales y de las correspondientes coordinaciones de docencia, debería ser la obligada inclusión de la investigación educativa como parte de las actividades que se llevan a cabo durante los correspondientes ciclos formativos.
