Insuficiencia renal la epidemia silenciosa en Poncitlán

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En la familia de Delia Magallón Sanabria, habitante de Mezcala, de siete integrantes cinco tienen enfermedad renal. “Mis hermanos, mis tres nietos (uno se murió ya). Me quedan dos. Todos de la misma enfermedad. Ahí es donde yo no entiendo: en familias hay enfermedades de una y de otra, pero ¿por qué en la mía de lo mismo? A veces me pregunto por qué, por qué lo mismo”.

La respuesta a su pregunta queda en el aire del patio, junto al polvo del piso de tierra, que unos charcos de agua logran apenas apaciguar.

A responder a esta interrogante contribuyen los resultados del levantamiento de datos realizado por las Unidades Móviles de Salud de la Fundación Hospitales Civiles de Guadalajara, los cuales revelan que en Poncitlán la incidencia de menores de edad con enfermedad renal es 10 veces mayor que en el resto de los municipios del estado, incluyendo la Zona Metropolitana de Guadalajara, y cuatro veces más en adultos con problemas renales.

Consideran, por lo tanto, que en Poncitlán hay una epidemia de insuficiencia renal crónica. El doctor Guillermo García García, jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Civil de Guadalajara  Fray Antonio Alcalde, afirmó que la mayor parte de los 600 casos detectados tiene un daño avanzado, y actualmente 35 se encuentran en terapia de remplazo: hemodiálisis y diálisis peritoneal, y algunos ya han sido trasplantados.

“En Jalisco, en el registro que llevamos, la prevalencia en terapia de remplazo es de alrededor de mil 600 casos por millón de habitantes. En el municipio de Poncitlán anda en 2 mil 500 por millón de habitantes”, detalló García García. “Esto es una contingencia epidemiológica. Si no hacemos nada, el número de pacientes que van a requerir diálisis o trasplante va ir en aumento”.

Problema multifactorial
La casa de doña Delia se limita a un cuarto, con una cortina para separar la habitación del área común, que también es cocina y sala dormitorio. En el patio, sentado a la sombra, entre gallos y perros callejeros, está Víctor, el hijo de doña Delia, quien tiene la indicación médica de estar en un ambiente lo más higiénico posible. Tiene 25 años y enfermedad renal, al igual que los nietos de su mamá, Luis Eduardo Baltazar y María del Rosario Perales Morales; y sus hermanos Delfino y Candelario Magallón Sanabria.

Además de insuficiencia renal, Víctor tiene una fractura en la cadera, que le impide valerse por sí mismo. Espera entrar a una lista de trasplantes,  para que después pueda someterse a una cirugía de cadera. No se imaginaba que él, como sus tíos y primos, podría tener enfermedad renal, que lo hace trasladarse a Guadalajara tres veces a la semana para su sesión de hemodiálisis, para la que tan solo el traslado le cuesta 400 pesos. 

Como su familia, los poco más de 10 mil habitantes de San Pedro Itzicán y Mezcala viven con carencias que suman a sus males. Estas comunidades tienen los más altos porcentajes de población analfabeta en el municipio, donde el 47.9 por ciento no concluyó la educación primaria, según datos del Instituto de Información, Estadística y Geográfica del Estado de Jalisco (IIEG).

Respecto a los hogares, en San Pedro Itzicán el cinco por ciento no cuenta con energía eléctrica ni excusado; el 10 por ciento tiene piso de tierra y más de la mitad no posee refrigerador para preservar los alimentos.

En busca de las causas

El grupo multidisciplinario que encabeza el doctor Felipe Lozano Kasten, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), con el  proyecto de investigación “Estudio de la enfermedad renal crónica de origen desconocido”, estudia  en  los 950 habitantes de localidad de Agua Caliente las posibles causas de este mal.

Este proyecto que inició en 2016 y pretende culminar a finales de este año, ya tiene resultados parciales. “Hemos hecho alrededor de 400 exámenes en Agua Caliente en niños, buscando pesticidas de diferente tipo y hemos encontrado siete pesticidas en la orina, dos de ellos con más del 80 por ciento. Hay un buen porcentaje de la población que está orinando pesticidas con los que tiene contacto”, mencionó Lozano Kasten.

Aunque no conocen las causas o las vías por las que llegan a las personas los pesticidas identificados, como Molinato, Dimetheotate, 2,4D, Metoxuron, Picloran y Glifosato, principalmente, hallaron una alta presencia de éstos en la orina de 231 niños, que representan  el 24 por ciento de la población de Agua Caliente.

En colaboración con la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet),  también realizaron una medición de partículas contaminantes PM2.5 suspendidas en el aire, de diámetro más pequeño y  que son las más dañinas, ya que pasan por el pulmón y llegan hasta el riñón, señaló Lozano Kasten.

“Encontramos que con base en las determinaciones estándar que emanan de la OMS o del gobierno mexicano, en determinadas horas están cuatro o cinco veces arriba de lo que se respira en las ciudades de México”.

Esto afecta de manera directa a los pacientes que habitan en la comunidad, por la desnutrición que presentan y la exposición diaria a los contaminantes en el aire que inflaman su riñón de manera permanente con diferentes tóxicos.

“Seguramente no vamos a llegar a un solo agente causal, pero vamos a encontrar tres o cuatro cosas que producen, en el ser humano, daño renal.  Van a ser múltiples efectos, pero con el sustrato de nutrición no se pueden defender”.

Con la adquisición de instrumental técnico especializado, el equipo de estudios de la UdeG,  conformado por profesores y estudiantes de posgrado de los centros universitarios de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI), de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA) y principalmente del CUCS,  se podrá identificar qué tipo de partículas son las que abundan en el aire de Agua Caliente y su toxicidad. Mientras tanto continuarán con los estudios de metales pesados en la sangre de 204 habitantes y en los peces de la zona.

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