Oh sorpresa, que aunque ya lo habían dicho, al subir al camión me cobraron 7 pesos, y por esa cantidad el chofer siguió haciendo de las suyas: bajarme más allá de mi parada de todos los días para llegar a mi trabajo. Como ésta, otras historias urbanas se escuchan en las esquinas o en las oficinas por parte de quienes deben tomar hasta tres camiones diario.
Leí que se recabaron más de 8 mil firmas para un amparo colectivo, que son pocas en comparación con los más de 3 millones de usuarios del transporte público, y preguntó ¿qué a poco sólo son 8 mil los inconformes y el resto están conformes con el aumento?
Creo que nos falta más conciencia de cómo hacer valer nuestros derechos y exigir servicios de calidad. De no hacerlo seguiremos siendo de un ranchote allá tras lomita.
