Historias de boca en boca

    1312

    Un día, Manuel Beltrán Mendoza, un muchacho que vivía en un rancho llamado Goteras, ubicado junto al Cerro del Águila, en el Norte de Jalisco, fue enviado por su padre a recoger el ganado desperdigado en el campo. Él, aprovechando la ocasión, optó por irse a comprar pan a Bolaños: le encantaba adquirir de ocho a 10 piezas cada vez que podía, y se las iba comiendo por el camino. Sin embargo, esa vez el trayecto de ida no fue como los anteriores ya acostumbrados. Un ruido extraño lo sacó de sus cavilaciones. Se trataba de una extraña criatura que jamás había visto, una víbora de siete cabezas que lo observaba. Manuel se asustó mucho. Para él fue una señal de que no debía desobedecer a sus padres.

    Manuel Beltrán murió sin saber el año de su nacimiento. Su nieto Rubén Carrillo Beltrán calcula que falleció cuando tenía más de 100 años. “A él le tocó vivir la guerra cristera. Me platicaba que cuando era muchacho lo mandaban por petróleo a un pueblo llamado Villa Guerrero, Jalisco. Constantemente veía cuerpos de personas recién colgadas cerca de Herradura. En aquel entonces no sentía miedo. Éste le llegó años después, cuando se ponía a pensar en que él también pudo haber muerto”.

    A Rubén Carrillo le impresionaron vivamente las historias que le contaba su abuelo. Después, ya convertido en académico de la Universidad de Guadalajara, tuvo la inquietud de preservar para las siguientes generaciones los relatos de las personas mayores, recopilándolas en Mitos y leyendas de Bolaños, proyecto al que invitó a sus alumnos —la mayoría estudiantes de quinto semestre del módulo Bolaños de la Preparatoria Regional de Colotlán— a participar. Los alumnos pedían a vecinos, parientes y amigos de su familia que contaran las historias que recordaban y después las escribían.

    Lo que la gente contó
    Algunas de las historias recopiladas tal vez datan desde tiempos prehispánicos. Otras, desde la Colonia y hay también historias del siglo pasado. Todas remiten a una cultura viva, mestiza y católica, y a otra indígena que se niega a desaparecer. Dentro de la primera abundan las historias de corte religioso católico, como la de “Los milagros de Sanchito”, un sacerdote fuera de lo común, con olor a santidad, que vivía en la comunidad de Huilacatitlán. La gente cuenta que era capaz de llegar con prontitud —mucho antes de los que se trasladaban a caballo— junto al lecho de los moribundos. También podía hacerse invisible para no ser detectado en plena guerra cristera y tenía poder para curar el cáncer.

    En el relato “El perro de la mina de los negritos”, un minero que tenía como defecto ser iracundo, desaparece un día, después de ver a un enorme perro negro, con los ojos rojos y que echaba espuma por la boca y olía a azufre.

    Estas dos últimas historias remiten a una población que en su mayoría es católica y depende de una economía que recae en un sesenta y ochenta por ciento en la minería, calculó el académico, quien añadió que principalmente se explota la plata, así como cobre y zinc, entre otros minerales.

    El libro contiene mitos wirrárikas, como la historia que explica cómo el venado, después de encontrarse a tres genios buenos, pudo adquirir el color de la tierra para no ser atrapado por los cazadores, o la historia que relata cómo un grupo de cazadores, al perseguir a un venado, encontraron el peyote, que curó, alimentó y quitó la sed a la gente de su comunidad.

    En el municipio de Bolaños existen alrededor de 20 comunidades indígenas. Entre las más importantes se encuentran Mesa del Tirador y Tuxpan de Bolaños.

    La cultura wirrárika tiene presencia en el municipio y entre sus elementos más importantes está considerar sagrado al venado, el peyote y el maíz, alrededor de los cuales giran algunas de las historias del libro.

    Mitos y leyendas de Bolaños está conformado por 97 historias, cuya publicación fue posible gracias al patrocinio de Cultura UdeG.

    Como no son las únicas historias las que cuentan las personas mayores, el académico Rubén Carrillo Beltrán piensa coordinar un segundo volumen con otros relatos. En éste incluirá la narración de la víbora de siete cabezas, la cual le fue contada por su abuelo.

    Artículo anteriorExposición de la gráfica contemporánea en el CUCSH
    Artículo siguienteDebaten sobre tendencias en educación en UdeG y el mundo